Guilsfield es uno de esos pueblos antiquísimos, ínfimos y apacibles que se pueden encontrar en los campos de Gales.
De solo 1.220 habitantes y con una historia que se remonta al siglo XII, el lugar ha salido de su letargo, habitualmente interrumpido solo por los turistas o por los partidos de su equipo de fútbol, el Guilsfield F.C., a causa de una tragedia sin precedentes.
Como lo informan medios británicos como el Daily Mail y The Sun, la población está sumida en el estupor con la desgracia de una de sus habitantes, quien encontró una absurda muerte al emprender una acción tan cotidiana como pasear a sus perros.
Para ello tomó un camino en medio del campo, que suele ser transitado por los lugareños.
No obstante, tuvo la mala suerte de cruzarse en el camino de una estampida de alrededor de 40 vacas, las cuales la pisotearon hasta acabar con su vida.
De acuerdo con las autoridades, el incidente ocurrió el pasado 1 de septiembre, pero hasta la fecha solo han dicho que están haciendo investigaciones para esclarecer los hechos.
La prensa local dijo que no ha podido establecer si los perros se salvaron o corrieron la misma desgracia que su dueña.
Casos cada vez más frecuentes
La noticia se conoce luego de que varias instituciones de salud y seguridad del Reino Unido reportarán un incremento de accidentes o ataques a personas que involucran animales.
El Health and Safety Executive, de Irlanda del Norte, por ejemplo, dio a conocer recientemente un estudio sobre estas situaciones en los últimos 50 años, el cual dio pie para recomendar una mejora en la prevención.
Heridas fatales
El análisis señala que, aunque los accidente fatales con autos o maquinaria siguen siendo la causa principal de las muertes en la granjas, ello ha venido disminuyendo con los años.
En cambio, se nota un aumento de los decesos que involucran animales durante el periodo analizado, circunstancia que se ha agudizado en los años recientes.
Uno de los casos más dramáticos, y que ha vuelto a colación por lo que acaba de pasar en Gales, es el de Michael Holmes y su esposa Teresa, ocurrido durante el confinamiento por la pandemia en la zona rural aledaña a la ciudad de Wakefield, en West Yrokshiere, Inglaterra.
Él murió y ella quedó paralizada luego de ser embestidos por una estampida de vacas cuando paseaban a sus perros, lo mismo que le pasó a la víctima de Gales.
El balance las heridas de Michael Holmes bien puede dar una idea de lo que ha podido acontecer con el accidente de Guilsfield: 35 fracturas de costillas, laceración del saco que contiene el corazón, y este órgano igualmente magullado.
Paralizada por el ataque
El patólogo que trató el cuerpo dijo que estas heridas no dejaban posibilidades de supervivencia para el hombre de 57 años.
Teresa quedó inconsciente en el campo y cuando se despertó, una semana más tarde, no solo se enteró de la muerte de su esposo, sino que ella no volvería a ser la misma.
La estampida de las vacas le causó lesiones en la columna vertebral y la médula espinal, que la dejaron reducida a una silla de ruedas, además de fracturas en las costillas.
La rehabilitación la obligó a permanecer recluida en el centro médico por seis meses.
Para poder pedir su retiro del trabajo por incapacidad, Teresa se vio involucrada en un juicio donde tuvo que revivir los detalles del absurdo accidente.
Contó lo extrañada que estaba, dado que el paseo de los perros por esa zona era algo normal en su cotidianidad en los alrededores del pueblo de Netherton, lugar que ella y su esposo habían escogido para su retiro, cuando se pensionaran como trabajadores del sector de las comunicaciones en la ciudad de Leeds, en Yorkshire.
Durante las audiencias se pudo ver un video de las cámaras de seguridad instaladas en el lugar, que mostraban claramente cómo la pareja fue arrastrada por el ganado que corría de manera incontenible. Sus perros sobrevivieron al ataque.