Las ciudades estadounidenses ubicadas en la trayectoria del eclipse solar total del próximo 8 de abril se preparan para el mayor evento astronómico del año, en el que se espera que millones de visitantes impulsen las economías locales y desafíen la logística.
Cerca de la frontera entre Estados Unidos y Canadá, en Burlington, Vermont, se espera que se vea la totalidad del eclipse poco antes de las 3:30 p.m. y muchos hoteles están copados desde hace meses.
El eclipse total de Sol del próximo lunes iniciará a lo largo de la costa del Pacífico mexicano y pasará por Texas y otros 14 estados de Estados Unidos, antes de concluir su paso por el continente encima de Canadá.
Será de casi el doble de duración y tendrá una audiencia mucho más amplia que el eclipse total de Sol que atravesó a Estados Unidos de costa a costa en 2017.
La Luna cubrirá al Sol hasta por 4 minutos y 28 segundos, un espectáculo que por lo general se desarrolla en rincones remotos del planeta, pero que en esta ocasión pasará por grandes ciudades como Mazatlán, en México, Dallas, Indianápolis y Cleveland.
Aproximadamente 44 millones de personas viven a lo largo de la ruta en que el eclipse será total, y otras 200 millones en una franja adyacente de 320 kilómetros (200 millas) de ancho, lo que garantiza que será el eclipse del continente más visto en la historia.
En ese contexto, la NASA anunció que lanzará tres cohetes sondeo durante el eclipse para estudiar cómo se ve afectada la atmósfera superior de la Tierra cuando la luz solar se atenúa momentáneamente sobre una parte del planeta.
Los cohetes de sondeo de Perturbaciones Atmosféricas alrededor de la Ruta del Eclipse (APEP) se lanzarán desde las instalaciones de vuelo Wallops de la NASA en Virginia para estudiar las perturbaciones en la ionosfera creadas cuando la Luna eclipsa al Sol.
Los cohetes sondeos habían sido lanzados previamente y recuperados con éxito desde las instalaciones de pruebas de White Sands en Nuevo México, durante el eclipse solar anular de octubre de 2023 .
Los cohetes han sido renovados con nueva instrumentación y se relanzarán en abril de 2024. La misión está dirigida por Aroh Barjatya, profesor de ingeniería física en la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle de Florida, donde dirige el Laboratorio de Instrumentación Espacial y Atmosférica.
La ionosfera es una región de la atmósfera terrestre que se encuentra entre 55 y 310 millas (90 a 500 kilómetros) sobre el suelo. “Es una región electrificada que refleja y refracta señales de radio y también afecta las comunicaciones por satélite a medida que pasan las señales”, dijo Barjatya. “Comprender la ionosfera y desarrollar modelos que nos ayuden a predecir perturbaciones es crucial para garantizar que nuestro mundo, cada vez más dependiente de las comunicaciones, funcione sin problemas”, dice la NASA.
Se espera que los cohetes APEP alcancen una altitud máxima de 420 kilómetros (260 millas). Cada cohete medirá la densidad de partículas cargadas y neutras y los campos eléctricos y magnéticos circundantes.
Además de los cohetes, varios equipos en todo Estados Unidos también tomarán medidas de la ionosfera por diversos medios. Un equipo de estudiantes de Embry-Riddle desplegará una serie de globos de gran altitud.
Los coinvestigadores del Observatorio Haystack del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Massachusetts y el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea en Nuevo México operarán una variedad de radares terrestres para tomar medidas.
Con información de AP y AFP*