Este miércoles, 22 de febrero, la justicia británica confirmó la pérdida de la nacionalidad de Shamima Begum que, con 15 años, dejó Londres en 2015 y viajó a Siria junto a dos amigas del colegio, para casarse con un combatiente del grupo yihadista Estado Islámico.
La joven tuvo con su marido, de origen neerlandés y ocho años mayor que ella, dos hijos que fallecieron cuando eran aún muy pequeños.
En 2019, Londres la había despojado de su nacionalidad británica invocando la seguridad nacional, un caso que marcó la opinión pública debido a su juventud.
Una decisión que se ratifica
Shamima Begum, que ahora tiene 23 años y sigue en Siria, había apelado la decisión. El ministerio del Interior emitió el miércoles un comunicado en el que se muestra “satisfecho de que el tribunal haya fallado a favor de la posición del gobierno”.
No obstante, la defensa de la joven la presenta como una víctima de un tráfico organizado por el Estado Islámico, con el fin de darla en matrimonio a un yihadista.
“Ya no hay protección para un niño británico que es víctima de un tráfico de menores fuera del Reino Unido si el ministro del Interior invoca la seguridad nacional”, denunciaron los abogados de Begum, Gareth Pierce y Daniel Furner, prometiendo nuevos recursos contra esta decisión.
“El poder de desterrar a un ciudadano no debería existir en el mundo moderno, sobre todo cuando se trata de una persona que ha sido gravemente explotada en su infancia”, destacó Amnistía Internacional.
La controversia
Begum fue duramente criticada por los británicos, dado que fue su decisión viajar a Siria, a unirse a las fuerzas del grupo terrorista, después de que de manera virtual fuera reclutada a través de herramientas de propaganda, que lograron incluir a cientos de jóvenes europeos en las filas del grupo.
Durante el juicio, el abogado James Eadie, del Ministerio del Interior británico, argumentó que Begum “viajó, se integró y permaneció en Siria durante cuatro años” y solo abandonó el territorio controlado por el Estado Islámico por motivos de seguridad y no por una desvinculación real del grupo.
Además, el abogado aseguró que el caso está relacionado con la “seguridad nacional” y no con el tráfico de personas.
En un libro publicado a principios de este año por el periodista Richard Kerbaj se afirmaba que Begum y sus amigas fueron llevadas a Siria por un sirio que trabajaba como informante para los servicios de seguridad canadienses.
La aparente falta de remordimiento de la joven en las entrevistas iniciales había provocado indignación, pero desde entonces, Begum ha expresado arrepentimiento por sus acciones y simpatía por las víctimas del Estado Islámico.
En un documental del año pasado, dijo que al llegar a Siria se dio cuenta rápidamente de que el grupo Estado Islámico estaba “atrapando a gente” para aumentar las cifras del califato y “quedar bien en los videos de propaganda”.
En un podcast de la BBC publicado en enero, Shamima Begum explica que entiende la ira de la gente hacia ella. “Pero no creo que sea contra mí”, afirma. “Creo que va en contra el grupo Estado Islámico. Cuando piensan en el Estado Islámico piensan en mí porque he sido muy publicitada”, añade.
En el podcast Begum habló sobre el campamento en el que vive en Siria “Esto es, lo siento, pero aún peor que una prisión. Creo que es porque al menos con las penas de prisión sabes que habrá un final, pero aquí no sabes si va a haber un final”, asegura la joven.
Shamima es una de jóvenes que viajaron a Siria para alcanzar los territorios controlados en aquel momento por la organización y cuyo destino causa controversia en sus países de origen. Fueron cientos de europeos que, tras el colapso del “califato” del Estado Islámico, en 2019, se han convertido en un dolor de cabeza para numerosos gobiernos.
Con información de AFP.