Tras la nominación de Volker Turk, un austriaco de 57 años que trabaja en las Naciones Unidas desde hace más de treinta años, se informó que este jueves 8 de septiembre la Asamblea General aprobó su nombramiento como el nuevo Alto Comisionado de los Derechos Humanos.

A partir de su nombramiento oficial, Turk será el sucesor de Michelle Bachelet en la importante rama de la ONU, y se espera que el austríaco continúe con los informes que estaba publicando la chilena sobre las detenciones arbitrarias en China, en la región de Xinjiang.

Hasta el momento, Turk había estado trabajando junto con el secretario general de la ONU, António Guterres, como secretario general adjunto sobre Políticas. Sin embargo, estos dos personajes ya habían trabajado de la mano, justo cuando Guterres ocupaba el cargo de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

“En mis 30 años de trabajo con refugiados en Acnur, he visto una y otra vez las consecuencias de los discursos de odio y su impacto deshumanizador en las personas”, dijo Turk en Twitter en julio, durante la campaña “No al odio” de la ONU.

La elección de Guterres de un diplomático desconocido por el público en general, contrasta con su elección hace cuatro años de nombrar a la expresidenta chilena Michelle Bachelet para este delicado puesto.

“En todos los nombramientos anteriores, el candidato recomendado por el secretario general fue aprobado por consenso”, destacó la organización International Service for Human Rights (ISHR) en un comunicado, y así mismo sucedió para el nombramiento de Turk.

Turk encontrará una mesa de trabajo bien cargada, ya que Bachelet decidió hacer público, unos minutos antes del final de su mandato, un informe largamente esperado sobre posibles crímenes de lesa humanidad en la provincia china de Xinjiang, cuyo delicado seguimiento corresponderá a su sucesor.

Criticado duramente por China, que ejerció una presión muy fuerte y realizó una campaña para impedir su publicación, este documento de 48 páginas fue elogiado por muchos países occidentales que lo consideran una base sólida para denunciar los abusos cometidos por las autoridades chinas.

En este informe, la ONU hace referencia a posibles “crímenes contra la humanidad” y menciona “pruebas creíbles” de torturas y violencias sexuales contra la minoría Uigur y llama a la comunidad internacional a actuar.

Aunque no revela nada nuevo sobre la situación en Xinjiang, da el visto bueno de la ONU a las acusaciones que desde hace tiempo se hacen a las autoridades chinas.

Sin embargo, no se utiliza la palabra “genocidio”, que fue utilizada en enero de 2021 por Estados Unidos y posteriormente adoptada por los diputados de otros países occidentales.

Las organizaciones de derechos humanos pidieron al próximo jefe de derechos humanos de la ONU que sea valiente a la hora de denunciar las violaciones, incluso en los países más poderosos.

“Lo que está en juego nunca ha sido tan importante”, afirma Sarah Brookes, directora de programas del SIDH, en un comunicado. Esta ONG y otras organizaciones han sido muy críticas con la opacidad del proceso de nombramiento.

Fuentes diplomáticas en Ginebra, donde tiene su sede la oficina de derechos humanos de la ONU, también criticaron una falta de transparencia. “Este ha sido un proceso notablemente turbio”, dijo un diplomático occidental.

“El secretario general ha perdido una oportunidad clave para construir la legitimidad y la autoridad del próximo alto comisionado”, comentó el director ejecutivo de ISHR, Phil Lynch, asegurando, sin embargo, que su organización y otras “tratarán de trabajar estrechamente y en colaboración con el próximo alto comisionado para proteger los Derechos Humanos”.

*Con información de la AFP.