China es uno de los últimos países en seguir aplicando una política sanitaria draconiana, que conlleva confinamientos masivos, test casi diarios y periodos de cuarentena. Quienes han participado en las concentraciones, que fueron convocadas por redes sociales, han exigido también la renuncia del presidente de China Xi Jinping y la renuncia del Partido Comunista Chino.
La primera ONG en pronunciarse fue Amnistía Internacional quien le pidió a las autoridades Chinas que escuchen al pueblo y permitan que la sociedad se exprese libremente: “En lugar de penalizar al pueblo, el Gobierno debería escuchar sus llamados. Las autoridades deben permitir que las personas expresen sus pensamientos libremente y protesten pacíficamente sin temor a represalias”, dijo la subdirectora regional Hana Young.
Por su parte el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos pidió a las autoridades chinas que no detengan “arbitrariamente” a los manifestantes que protestan pacíficamente contra las restricciones sanitarias y piden más libertad.
“Pedimos a las autoridades que respondan a las manifestaciones de acuerdo con las leyes y normas internacionales de derechos humanos”, dijo un portavoz, y añadió: “Nadie debe ser detenido arbitrariamente por expresar pacíficamente sus opiniones”.
El gobierno chino ha salido a defenderse de las acusaciones contra los manifestantes asegurando que su política de salud estaba siendo efectiva.
“China ha estado siguiendo la política dinámica de ‘cero covid’ y ha estado haciendo ajustes en función de la realidad sobre el terreno, y mientras hablamos, China está siguiendo la novena versión de los protocolos pandémicos (...). Creemos que con el liderazgo del Partido Comunista y la cooperación del pueblo, nuestra lucha (...) será exitosa”, mencionó el portavoz Zhao Lijian.
Los ciudadanos chinos aseguran que los confinamientos en los edificios son inhumanos y que son causantes de graves accidentes como el del incendio en Urumqi, en un edificio residencial donde murieron 10 personas, lo que incentivó la salida a las calles en diferentes lugares del pais.
En varias ciudades multitudes se manifestaron para reclamar el fin de las restricciones sanitarias y más libertades políticas. Dado su alcance territorial, esta movilización es la más importante desde las manifestaciones prodemocracia de 1989.
Los manifestantes, mayoritariamente jóvenes y movilizados por internet, recurrieron a audaces estrategias para esquivar la censura del Estado, agitando hojas en blanco o escribiendo artículos en línea llenos de absurdos juegos de palabras “positivos” para llamar la atención sobre la falta de libertad de expresión.
Cabe recordar que en mayo, centenares de estudiantes de un campus de la universidad de élite de Pekín protestaron contra las medidas de confinamiento, que otorgaban más libertad de movimiento al personal universitario que a los alumnos.
Por su parte el Reino Unido protestó enérgicamente tras la violenta detención, según la BBC, de uno de sus periodistas que cubría las históricas protestas contra la draconiana política de “cero covid” en China, en un nuevo incidente que agrava las muy extensas relaciones entre Londres y Pekín.
El grupo de medios británico BBC informó el domingo que uno de sus periodistas en China fue detenido y “golpeado y pateado por la policía” mientras cubría las protestas en Shanghái contra la política anticovid.
Con información de AFP*