The Economist, en el blog 'Americas View', hizo referencia a la polémica desatada el mes pasado acerca de la prohibición de la venta de los sombreros vueltiaos de origen chino en Colombia. El texto afirma que este caso demuestra que sin haberse firmado todavía un tratado comercial, el sombrero vueltiao muestra ser un producto colombiano "vulnerable" frente a los efectos comerciales y financieros que trae consigo este tipo de tratados. También hace referencia a la visita de hace unos meses del presidente Juan Manuel Santos a China, país con el que se busca llegar a un acuerdo comercial. Ambos gobiernos acordaron analizar qué sectores podrían verse afectados por la posible firma de ese tratado. Allí se afirma que “hay pocas cosas tan colombianas como el sombrero vueltiao” y explica que para los colombianos es un producto que genera orgullo nacional y cultural, que es digno de mostrar al exterior por lo cual lo han usado mandatarios locales y extranjeros. El producto, cuya fabricación es artesanal y de alta calidad, se vende -dice el blog- a los turistas por un valor de entre 20 y 100 libras esterlinas dependiendo del diseño del sombrero. Además indica que el producto proviene de la comunidad zenú, y habla del proceso de fabricación del mismo, el cual dice que demora hasta un mes en ser producido. De esa forma, la publicación hace una antesala a lo que sucedió con los sombreros vueltiaos chinos, que fueron vetados en el país el mes pasado y narra cómo se desató la polémica en Colombia al darse cuenta de que los turistas en ciudades como Cartagena, preferían comprar la versión china del sombrero, cuyo precio es mucho menor al original. Incluso, se cita a un vendedor en esa ciudad, quien afirma que “las imitaciones chinas estaban inundando el mercado. No tengo nada en contra de los chinos (pero) sus sombreros se desbaratan”. El Gobierno Nacional emitió, posteriormente, la resolución que prohibió la venta del producto, por violar la denominación de origen del mismo y por afectar la economía de pequeños productores.