El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro concluyó este martes una controvertida visita de cinco días a Italia, marcada por las protestas, pero también por el respaldo del líder ultraderechista italiano Matteo Salvini.
Los dos dirigentes rindieron homenaje en Pistoya (centro de Italia) a los 500 brasileños que murieron en la Segunda Guerra Mundial, en un acto oficial al que asistieron autoridades brasileñas y algunas locales.
“Pido disculpas por las polémicas que dividen (...). La amistad va más allá de las polémicas, que no representan al pueblo italiano”, aseguró el líder ultraderechista y exministro del Interior italiano durante la ceremonia. “Me parecen increíbles y surrealistas” las polémicas suscitadas por la visita de Bolsonaro, añadió Salvini.
El acto, al que no asistieron el alcalde de Pistoya ni el presidente de la región, fue organizado ante el monumento erigido en el cementerio de la ciudad en memoria de los soldados brasileños que murieron combatiendo contra los nazis, los llamados “pracinhas”, y cuyos restos fueron trasladados en la década de 1960 a Brasil.
La presencia de Bolsonaro en la península, quien llegó el viernes para asistir el fin de semana a la cumbre del G20 en Roma, ha generado polémicas y protestas en varias localidades del norte de Italia.
Entre abucheos y ovaciones
El lunes, se registraron duros enfrentamientos en Padua entre unos 500 militantes de extrema izquierda y la policía, que tuvo que utilizar cañones de agua para disolver la manifestación.
Pocas horas antes, en Anguillara Veneta, donde recibió la “ciudadanía honoraria”, concedida por la municipalidad liderada por la Liga, partido que dirige Salvini, y de donde emigraron hace más de un siglo sus ancestros, se dieron cita manifestantes a favor y en contra.
Un imponente servicio de seguridad fue dispuesto a lo largo de su recorrido para impedir enfrentamientos. Además de las marchas convocadas por los partidos de izquierda, movimientos ecologistas y organizaciones antimafia en Pistoya, se unió a la protesta la iglesia local.
El obispo de Pistoya, Fausto Tardelli, precisó que no presidió la ceremonia por rechazar la explotación mediática de la celebración de los muertos, que se recuerdan este martes, por lo que el acto estuvo a cargo del párroco local de San Rocco, Piero Sabatino.
También los frailes del convento de San Antonio de Padua, que el mandatario brasileño visitó el lunes en privado, criticaron la gira de Bolsonaro, ”una persona que acaba de ser acusada por su propio país de crímenes de lesa humanidad”, lamentaron en un comunicado.
En todas las etapas, grupos de simpatizantes del presidente, la mayoría brasileños que residen en varias regiones de la península, cubiertos con banderas y cantando himnos, han salido a ovacionarlo. Sin embargo, el respaldo de Salvini a Bolsonaro irritó a algunos sectores de la coalición de centroderecha italiana a la que pertenece.
“Es hora de que Matteo decida de qué parte quiere estar”, comentó en un programa de televisión el ministro de Desarrollo, Giancarlo Giorgetti, su principal rival dentro de la Liga, al referirse a sus posiciones de corte populista y soberanista. Antes de partir, Bolsonaro hizo una breve visita a la Torre Inclinada de Pisa, de donde partirá con destino Brasil.