Según un informe de Amnistía Internacional, el régimen de Bashar al Asad ahorcó al menos 13.000 personas desde 2011 en la prisión Saydnaya, ubicada a las afueras de Damasco. Además, el reporte denuncia que está exterminando otros miles de prisioneros opositores en todo el país por medio de la tortura física, el hambre y las condiciones insalubres a las que los tiene sometidos. Nicolette Waldman, la autora del reporte, enfatizó la gravedad del caso de la prisión de Saydnaya, de la cual la mayoría de los presos son civiles que no han tenido un debido proceso judicial. “Lo que hemos descubierto va más allá de todo lo que hemos visto en el conflicto”, reiteró Waldman. El informe confirmó que los más altos niveles del gobierno sirio autorizaron las ejecuciones extrajudiciales y otros crímenes de lesa humanidad, pero el ministro de Justicia de Siria, Najm Hamad al Ahmad, criticó el carácter “engañoso y provocador” del documento, que según él busca perjudicar la reputación del gobierno de Al Asad tras sus “recientes victorias militares contra grupos terroristas”. Este comentario hace referencia a la retoma de la ciudad de Alepo, lograda con el apoyo de tropas rusas, operación que la comunidad internacional ha criticado por sus elevados costos humanitarios. A este aterrador caso se suman las denuncias de otras organizaciones que afirman que grupos extremistas islámicos opuestos a Al Asad, como Jabhat Fateh al Sham e Isis, también han perpetrado ejecuciones masivas.