“La Europa que conocemos es demasiado débil, lenta e ineficiente. Durante demasiado tiempo creímos con certeza que el pasado no volvería, pero por inconsciencia, ceguera y porque olvidamos defender Europa, hemos creado las condiciones para ello”. Con estas palabras el presidente de Francia, Emmanuel Macron, justificó ante el mundo en la Sorbona su deseo de refundar Europa. Bajo las premisas de soberanía, unión y democracia, y superando cualquier vía de integración política y económica, el mandatario hizo una insólita propuesta: crear una fuerza conjunta de intervención militar, capaz de defender las fronteras y valores de un continente que no supo responder a las turbulencias del tablero geopolítico actual.Puede leer: Merkel y Macron quieren devolver a los migrantes a los países de entrada en la UEEsta semana y con el apoyo de nueve países, su discurso inicialmente recibido con escepticismo podría estar a punto de convertirse en realidad. En una reunión de ministros de Luxemburgo, Reino Unido, España, Alemania, Países Bajos, Bélgica, Dinamarca, Estonia y Portugal, prometieron hacer parte de este nuevo proyecto militar que busca, en palabras del portavoz del Ministerio de Defensa británico, Frederick Curzon, “un sistema de seguridad y defensa más eficiente y unido en toda Europa”.La Iniciativa Europea de Intervención (IEI) llega en uno de los momentos más agitados del panorama internacional. Desde 2015 el continente sufre, como no lo hacía desde la Segunda Guerra Mundial, las consecuencias del alto flujo de inmigrantes que llegan a las costas europeas desde Oriente Medio y África en busca de asilo. Además de la grave situación humanitaria, la crisis de refugiados generó dos grandes amenazas en la región. Por un lado, la falta de control sobre las personas que entran al territorio abrió la posibilidad de que entre esos grandes grupos de refugiados se pudieran infiltrar células extremistas, temor que tomó fuerza con el incremento de atentados de los últimos años. Como dijo Macron en su discurso, “nos enfrentamos a un fenómeno terrorista duradero que tiene el proyecto de fracturar nuestras sociedades libres”. En efecto, desde el asalto armado a la revista Charlie Hebdo en enero de 2015, más de 400 personas perdieron la vida en ataques yihadistas. Solo en 2017, hubo 68 agresiones en las que perdieron la vida 62 personas y más de 800 resultaron heridas.Le recomendamos: El otro lado de Charlie HebdoY, por el otro, esta conexión entre terrorismo y refugiados y la falta de articulación de los países europeos para responder a una crisis que afectó más unas fronteras que otras alimentó el discurso xenófobo, nacionalista y antieuropeo que dividió al continente. Con una Europa frágil y con el polémico brexit como telón de fondo, la crisis de inmigrantes puso a prueba los cimientos y la estabilidad de una ya desunida Unión Europea. No sin antes, además, acabar con principios básicos como la libre circulación y poner en duda valores elementales como la democracia. A esto se le suma la amenaza que representa Rusia desde la anexión de Crimea en 2014.La situación al otro lado del Atlántico empeora aún más el panorama. Desde la llegada de Donald Trump, el presidente de la mayor potencia militar del mundo, y sus polémicos asesores de cabecera, Mike Pompeo y John Bolton, el mundo ha tenido que sufrir los efectos de su irresponsable, disruptiva y poco diplomática política internacional. Su decisión de retirarse del acuerdo nuclear multilateral que mantenía a Irán lejos de desarrollar un arma nuclear rompió la alianza histórica entre Washington y Bruselas y obligó a Europa a seguir una ruta diferente lejos de la protección del Tío Sam.De ahí que la propuesta de Macron de crear una nueva fuerza de intervención militar quiere desligarse de los lineamientos y la jurisdicción de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan). Especialmente después de que Trump exigió a los miembros aumentar su gasto militar argumentando que “no pagan lo que deberían estar pagando”. Como dijo a SEMANA María Paula Velandia, experta en estrategia geopolítica y autora de una ponencia sobre el tema en el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William J. Perry en Washington, “Europa necesita asegurarse a sí misma que va a mantener una alianza militar que no dependa de Estados Unidos. Y al mismo tiempo, si lo logra, le va a demostrar a Washington que puede tomar sus propias decisiones en materia de defensa. Una verdadera muestra de autonomía y soberanía que puede ayudar al Viejo Continente a retomar su posición como un actor importante en el escenario internacional”.Le sugerimos: Cumbre del G7 dejó maltrecha relación de EE.UU. con sus aliados En concreto, aunque los países aún no se ponen de acuerdo en los detalles de la IEI, a grandes rasgos esta iniciativa propone una doctrina común, es decir, según Macron, una cultura estratégica compartida que establezca cómo y bajo qué circunstancias debe intervenir, voluntarios militares de todos los países europeos y un presupuesto de defensa conjunto. Además, el mandatario francés formuló la necesidad de crear nuevas instituciones como la Academia de Inteligencia Europea, la Fiscalía Europea contra el crimen organizado y el terrorismo, y una fuerza europea de protección civil.Y es que esta iniciativa está incluso por fuera de las estructuras y lineamientos de la Unión Europea (UE). Además de la actual fragilidad de esta, los expertos critican su excesiva burocracia. Así como manifestó la ministra de Defensa francesa, Florence Parly, “los plazos y las decisiones en la Unión son demasiado largos en comparación con la urgencia que puede surgir de una situación crítica en un país donde los europeos consideran que hay una gran apuesta por su seguridad”. En efecto, desde 2009 la UE cuenta con una inoperante Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), una institución que funciona por unanimidad y no por mayorías y que en muy contadas ocasiones logró poner de acuerdo a sus 28 integrantes. Incluso, dispone de grupos de combate que nunca entraron en acción porque Alemania rechazó cualquier tipo de intervención militar.

De ahí se entiende, por ejemplo, la participación del Reino Unido a pesar de su divorcio con la Unión. Lo cierto es que el apoyo británico inyecta fuerza a este proyecto, ya que, junto a Francia, es la principal fuerza militar del continente. Cuenta con unas Fuerzas Armadas de cerca de 150.000 hombres, un presupuesto militar de 47.000 millones de dólares y arsenal nuclear. Con la excepción de Italia, que con su nuevo gobierno abiertamente xenófobo y antieuropeísta no hizo parte de la iniciativa, la IEI incluye a los gigantes de defensa de la región, países medianos y expertos en otros tipos de amenazas como lo es Estonia con los ciberataques.Puede leer: El final feliz de la historia del inmigrante que salvó al niño en Francia“Al igual que la década de 1930, la democracia es acusada de debilidad. Hoy hay una fascinación por las democracias ‘antiliberales’. Y les digo a todos los líderes europeos: miren nuestro tiempo y verán que no tienen otra opción. Si optan por dar más espacio a cada elección nacionalista y a los que odian a Europa, en cinco años tendrán aún más poder. ¡Ya los hemos visto ganar!”, concluyó Macron.