Los demócratas en el Congreso de Estados Unidos dieron el lunes el primer paso hacia un eventual segundo juicio político del presidente Donald Trump, si el vicepresidente Mike Pence y el gabinete no lo destituyen de su cargo.
Los demócratas, que controlan la Cámara de Representantes, presentaron una resolución en la Cámara Baja que pide a Pence que invoque la Enmienda 25 de la Constitución, que permite destituir a un presidente que se considere no apto para el cargo.
Como era de esperar, los republicanos bloquearon una votación inmediata sobre esa resolución y los demócratas prosiguieron entonces presentando un artículo de acusación contra Trump por “incitación a la insurrección” por su papel en la toma del miércoles del Capitolio por parte de sus partidarios.
Este primer acto hacia el inicio de un nuevo juicio político al mandatario republicano tiene lugar cuando faltan nueve días para que Trump abandone la Casa Blanca y el demócrata Joe Biden jure como el 46° presidente de Estados Unidos.
El congresista demócrata Steny Hoyer de Maryland presentó la resolución pidiendo a Pence que apele a la Enmienda 25 y declare a Trump “incapaz de ejercer las funciones de su cargo”.
Pero el republicano Alex Mooney de Virginia Occidental se opuso a aprobar la resolución por “consentimiento unánime”, por lo que ésta se someterá a votación el martes.
Después de que los republicanos bloquearan la resolución, los demócratas presentaron el artículo de acusación, iniciando los procedimientos hacia un nuevo “impeachment” de Trump.
El mandatario republicano fue acusado por los demócratas en diciembre de 2019 por presionar al presidente ucraniano para que investigara por presunta corrupción a Biden, quien aparecía como su principal rival político. Trump fue finalmente absuelto por el Senado de mayoría republicana.
Las reglas del Senado suponen que la Cámara Alta probablemente no podría iniciar un juicio político antes del 19 de enero.
Pero los demócratas, que después del 20 de enero pasarán a controlar también el Senado, podrían buscar la condena de Trump incluso después de que deje la Casa Blanca, para evitar que pueda volver a postularse para un cargo federal.
Trump y Pence muestran frente común ante inminente juicio político contra el presidente de EEUU
Donald Trump y su vicepresidente Mike Pence se reunieron el lunes en la Oficina Oval, mostrando, por el momento, un frente común de cara a los opositores demócratas, que reclaman la salida inmediata del presidente estadounidense.
Los dos hombres, que se veían cara a cara por primera vez desde su desencuentro y el cruento asalto al Capitolio la semana pasada, “tuvieron una buena conversación”, dijo un alto funcionario estadounidense.
“Trump y Pence se comprometieron a continuar su trabajo por el país hasta el final de su mandato”, indicó la fuente.
Eso da a entender que el Trump no considera renunciar antes del fin de su mandato, el 20 de enero, cuando el demócrata Joe Biden se instalará en la Casa Blanca.
También que Pence no tiene intenciones de destituirlo a pedido de la mayoría del gabinete, invocando, como reclaman los demócratas, la Enmienda 25 de la Constitución.
Según el mismo funcionario, el presidente y el vicepresidente “reiteraron que quienes violaron la ley y asaltaron el Capitolio la semana pasada no representan el movimiento ‘Estados Unidos Primero’ respaldado por 75 millones de estadounidenses”.
A pesar de las presiones de Trump, Mike Pence había anunciado el miércoles en una carta que no se opondría en el Congreso a la oficialización de los resultados de la elección presidencial, lo que desató la ira del presidente y sus seguidores.
“Mike Pence no tuvo el coraje de hacer lo que habría tenido que hacer para proteger a nuestro país y nuestra Constitución”, había tuiteado Trump mientras sus seguidores invadían el Capitolio.
Videos publicados en redes sociales mostraron una multitud gritando “Cuelguen a Mike Pence” en las puertas del Capitolio.
Aunque esta reunión reduce las tensiones con su vicepresidente, el millonario republicano de 74 años sigue sin embargo amenazado de una sanción que quedaría en la historia de Estados Unidos y podría poner en peligro su futuro político.
A nueve días para que termine su mandato, Trump se encamina a ser el primer presidente estadounidense en ser dos veces objeto de una acusación en el Congreso (“impeachement”) para un proceso de destitución.
La Cámara de Representantes examinará el artículo de acusación contra Trump -por “incitación a la insurrección” en el asalto al Capitolio- el miércoles y debería votar el mismo día.
Demócratas en marcha
Los legisladores demócratas están decididos a actuar para precipitar la salida de Trump, a quien consideran “desequilibrado” y una “amenaza inminente” para la democracia estadounidense tras la toma del Capitolio la semana pasada por simpatizantes suyos, que dejó cinco muertos y conmocionó al país y al mundo.
Apoyada por una gran mayoría de los demócratas y con algunos republicanos a bordo, la medida debería ser fácilmente adoptada, abriendo oficialmente el segundo “impeachment” de Trump.
El mandatario republicano ya fue acusado por la Cámara Baja en diciembre de 2019 por presionar al presidente ucraniano para que investigara por presunta corrupción a Biden, quien entonces aparecía como su principal rival político. Trump fue finalmente absuelto por el Senado de mayoría republicana.
Las reglas del Senado suponen que la Cámara Alta probablemente no podría iniciar un nuevo juicio político antes del 19 de enero.
Y aunque dos senadores republicanos, Pat Toomey y Lisa Murkowski, ya instaron a Trump a renunciar de inmediato, es poco probable que los demócratas obtengan la mayoría de dos tercios necesaria para condenar a Trump en el Senado de 100 miembros y destituirlo de su cargo.
Pero los demócratas, que después del 20 de enero pasarán a tener mayoría también en la Cámara Alta, podrían buscar la condena de Trump incluso después de que deje la Casa Blanca, para evitar que pueda volver a postularse para un cargo federal.