El Ayuntamiento de Oslo, Noruega, ha tenido una silla vacía este viernes. El disidente chino Liu Xiaobo debía recibir el premio Nobel de la Paz, pero no estuvo, pues cumple una condena de once años de prisión por subversión. Familiares y seguidores de Liu tampoco dieron el presente. Su esposa, Liu Xia, está bajo arresto domiciliario. El gobierno de Pekín criticó duramente la concesión del premio a Xiaobo y calificó de "payasos" a aquellos países que apoyaron la decisión del Comité del Premio Nobel. Y en los últimos días las autoridades intentaron evitar cualquier tipo de manifestación. Naciones Unidas denunció que China arrestó a 20 activistas. A otras 120 personas se les restringieron los movimientos. El cerco también llegó a la prensa. Desde Pekín no se puede acceder a los sitios en internet de la BBC y otros medios de comunicación internacionales como CNN. La silla vacía, dijo el presidente del Comité del Premio Nobel, Thorbjoern Jagland, "es un símbolo muy fuerte que muestra lo apropiado de esta distinción". Pero no es la primera vez que en la entrega de un Nobel de la Paz el ganador esté ausente. Estos son otros casos. Aung San Suu Kyi (Birmania) Aung San Suu Kyi recibió el Nobel de la Paz en 1991. Un año antes, su partido Liga Nacional por la Democracia ganó las elecciones, que luego fueron anuladas por la junta militar. Cuando se anunció el premio, estaba bajo arresto domiciliario y escuchó la noticia a través de la BBC. "Fue algo extraño", recordó. "Tenía que ver conmigo obviamente y, sin embargo, parecía no tener nada ver que conmigo porque era muy distante", le dijo al Servicio Mundial de la BBC. Y aseguró que el premio "alentó" a sus partidarios en un momento difícil. Su hijo, Alexander Aris, asistió a la ceremonia en Oslo y pronunció un discurso en su nombre. Suu Kyi, quien fue liberada el mes pasado tras pasar la mayor parte de los últimos 20 años en arresto domiciliario, le comentó a la BBC que estaba "muy triste" por la silla vacía de Liu. Lech Walesa (Polonia) Al líder sindicalista polaco y luego presidente, Lech Walesa, le fue otorgado el Nobel de la Paz en 1983 por su pacífica oposición al régimen comunista. Walesa decidió no ir a a la ceremonia en Oslo por temor a que no lo dejaran regresar a Polonia. Y en su lugar fueron su esposa y su hijo mayor. El dirigente había sido arrestado en 1981 y luego puesto en libertad, como parte de una ofensiva contra activistas pro democracia. Su hijo Jaroslaw le dijo a la BBC que la entrega de la distinción a su padre fue una "ayuda tremenda" para Polonia y que llegó en un momento en que la "fe en el cambio pacífico se estaba disolviendo". El ex presidente polaco se ofreció a recibir el premio este viernes en lugar de Liu. Andréi Sájarov (Unión Soviética) En 1975, el físico nuclear y activista por los derechos humanos Andréi Sájarov se convirtió en el primer soviético en recibir el Premio Nobel de la Paz. Su trabajo en la década de los años 50 llevó a la creación de la primera bomba de hidrógeno. Luego, en los 60 y 70, pidió drásticas reducciones en el arsenal de armas nucleares y cofundó el Comité de Derechos Humanos de Moscú. Las autoridades soviéticas no dejaron que Sájarov viajara a Oslo, por lo que fue su esposa, Yelena Bonner, quien se hizo presente en la ceremonia. Bonner describió la situación como "una gran carga emocional". Le dijo a la BBC que el galardón a su marido ayudó a que el foco internacional se posara sobre los "disidentes" de la Unión Soviética. El activista murió en 1989. El Premio Sájarov para la Libertad de Conciencia es entregado anualmente por el Parlamento europeo a aquellas personas que trabajan por los derechos humanos. Carl von Ossietzky (Alemania) El periodista y pacifista Carl von Ossietzky recibió el Nobel de la Paz en 1935, pero no pudo viajar a Oslo pues las autoridades nazis se lo impidieron. Lo consideraban un traidor. Cuatro años antes había sido condenado a 18 meses de prisión por un artículo que publicó en su revista. Tras ser liberado, fue enviado al campo de concentración Sonnenburg, en la entonces Prusia. Sus amigos hicieron campaña para que lo consideraran candidato al Nobel con la esperanza de obtener su libertad. Von Ossietzky fue transferido a un hospital bajo vigilancia, donde murió de tuberculosis en 1938.