Estados Unidos retiró sus tropas de Afganistán y se cosechó el caos. La democracia que había podido recobrar el país afgano hacía 20 años se hizo trizas en tan solo horas. Los servicios de inteligencia estadounidenses estimaron en junio que los talibanes podían tomar el poder en un plazo de seis meses, luego de que los militares americanos se marcharan.
Jorge Said producía reportajes en Kabul cuando la capital colapsó tras la llegada de los talibanes. BBC Mundo publicó su testimonio en primera persona y la angustia que vive el periodista en Afganistán.
“La situación es muy crítica. Los talibanes entraron hace una hora a mi hotel. Por suerte no vinieron a mi habitación. Se pensó lo peor, que venían a por los extranjeros. Pero quienes estuvieron con ellos dicen que fueron muy amables, que no preguntaron por extranjeros, que era lo que más temíamos”, comienza relatando Said.
Asegura que el hotel donde se hospeda es de alta seguridad, cuenta con tres puntos de control donde permanecen guardias armados, pero con la llegada de los talibanes, los guardias bajaron sus armas y los dejaron ingresar.
“Vino una decena, solamente con un hombre armado. Dijeron que no quieren asustar”, asegura el periodista.
Continúa describiendo el sinsabor en las calles, cómo el miedo se ha apoderado de todos. “En la calle hay mucho nerviosismo. No se sabe muy bien cómo van a actuar los talibanes. La mayoría piensa que están siendo astutos. Que vienen con una rosa diciendo que van a tratar a todo el mundo bien, esta semana, para mostrar a la comunidad internacional que tienen otro tipo de comportamiento de cuando estuvieron en el poder hace décadas y que van a respetar los derechos de las personas. Pero la gente aquí desconfía por lo que pasó en otras provincias, donde ejecutaron a soldados rendidos y castigaron a mujeres por no llevar burka”, dice.
Los talibanes han asegurado que no hará ejecuciones y que se decretará una amnistía, pero pocos son los que les alcanzan a creer.
Los vuelos comerciales fueron suspendidos y la pista aérea esta recubierta por una avalancha de civiles que buscan colarse en algún avión para salir con vida de Afganistán. En medio del desespero, los civiles se han agolpado hacia los aviones, intentando asegurarse de las llantas o de alguna de las partes extremas del avión, de esas maniobras ya hay videos que circulan en las redes sociales donde se observa cómo, tras unos pocos segundos de estar volando, caen del avión.
“Hay una falta de información total. Ayer estuve en el aeropuerto y hay más de 5.000 o 10.000 personas que están allá sin ningún tipo de facilidades. Cuando llegué al aeropuerto, los militares me avisaron de que los talibanes ya estaban a dos kilómetros del aeropuerto. Fue bastante complicada la vuelta. Caminé 20 kilómetros porque el tráfico paró todo. Durante tres o cuatro horas estuvo bloqueado”, relata el chileno.
La situación no es fácil y Said asegura que tuvo la impresión de que los militares se están yendo, entregando la ciudad a merced de los talibanes.
“Hay mucho terror en las calles. La gente está agresiva. Muchos pelean. Para los periodistas se ha vuelto muy difícil trabajar. Es casi imposible porque nos reconocen el acento. Si nos reconocen el acento español o inglés, inmediatamente la gente se nos echa encima. Casi no queda un cajero con dinero. Miles de personas tratan de sacar lo último de los bancos. Ayer grabando se vino una multitud contra mí. Es muy peligroso”, narra.
Destaca que no hay forma de distinguir entre los dos bandos, los talibanes visten de civil “como cualquier otro afgano”.
No hay dinero, el agua comienza a escasear y la electricidad está siendo cortada cada 15 minutos, la crisis humanitaria tiende a empeorar. “Los campos de refugiados están terribles. La gente está durmiendo en la calle, directamente en el piso, sin frazada o algún tipo de asistencia. Nos contaron que por las noches muchos consumidores de opio bajan a robar”, dice.
“Es una catástrofe humanitaria y muchos sienten terror por los talibanes gobernando el país. Es una situación de emergencia. Los refugiados están en mayor peligro porque huyeron de sus provincias y creen que pueden acusarles de escapar o ser colaboradores de fuerzas extranjeras” agrega.
Las mujeres están “aterradas”
Said llegó hace 13 días a Kabul y ha trabajado con muchas mujeres, entre ellas artistas y deportistas. “Están aterradas. Entrevisté a una violinista de 20 años que desde los cuatro estudia violín 14 horas diarias. Si le dicen que no puede seguir practicando un instrumento occidental, ella dice que se tiene que suicidar. Muchas jóvenes de 20 años crecieron vistiendo ropa occidental por la influencia estadounidense. Es un cambio radical”, concluye el periodista chileno.