La relevancia de Isaac Newton en la historia de la humanidad no solo radica en haber planteado la ley de la gravedad, sino también por las “habilidades proféticas” de este reconocido físico y matemático inglés.

Así las cosas, desde hace tiempo se recuerda su teoría sobre lo que puede ser el fin del mundo, la cual fue dada a conocer por la Universidad Hebrea de Jerusalén.

El análisis de la teoría de Newton dice que se basa en una interpretación de un segmento del Antiguo Testamento de la Biblia, y la segunda venida de Cristo sería en el año 2060, por lo que al mundo como se le conoce actualmente, le quedarían 37 años de existencia.

No obstante, esta no fue la única indagación religiosa que él realizó durante su carrera, como el caso del conocido trabajo titulado ‘Observaciones sobre las profecías de Daniel y el Apocalipsis de San Juan’.

No obstante, esta no fue la única indagación religiosa que él realizó durante su carrera. | Foto: Getty Images / Autor: gremlin

De acuerdo con el diario El País, Newton tomó como base varias citas sobre el libro de Daniel y efectuó algunos cálculos matemáticos para determinar por qué este evento catastrófico pasaría en ese año. Estas fueron las siete razones:

  • Esos días no empezaron después de la destrucción de Jerusalén y el Templo por los romanos en el año 70.
  • Los tiempos y la mitad de los tiempos no comenzaron antes del año 800, en el que comenzó la supremacía de los papas.
  • No comenzaron después del reinado de Gregorio VII en 1084.
  • Los 1.290 días no comenzaron antes del año 842.
  • La diferencia entre los 1.290 y 1.335 días son una parte de las siete semanas.

Nasa revela nuevos detalles sobre el asteroide que podría chocar la Tierra en 2046

Los astrónomos descubrieron hace poco que un asteroide del tamaño de una piscina olímpica podía chocar con la Tierra en 2046, el día de San Valentín, pero la probabilidad de una colisión, muy baja, se redujo aún más, se informó el martes.

El asteroide, bautizado “2023 DW”, mide 50 metros de diámetro y fue detectado por primera vez el 26 de febrero por un observatorio chileno.

Las agencias espaciales estadounidense (Nasa) y europea (ESA) lo clasificaron a la cabeza de los objetos considerados potencialmente peligrosos, ya que su teórica trayectoria pasaba lo suficientemente cerca del planeta.

Los cálculos anticipaban que la colisión se produciría el 14 de febrero de 2046, el día de San Valentín. Los diarios incluso abrieron con la noticia y aconsejaron a los enamorados que anulasen todos sus proyectos.

Los cálculos anticipaban que la colisión se produciría el 14 de febrero de 2046, el día de San Valentín. | Foto: Getty Images

A finales de febrero se estimó en la probabilidad de choque en una entre 847. Cálculos posteriores de la trayectoria habían elevado el domingo el riesgo a 1 posibilidad entre 432.

Pero observaciones y análisis más detallados de su órbita fijaron este martes la probabilidad de impacto en 1 entre 1.584, señaló Richard Moissl, jefe de la oficina de defensa planetaria de la ESA.

Una probabilidad que se reducirá “con cada observación, hasta llegar a cero en algunos días a más tardar”, añadió. Su homólogo en la Nasa, Lindley Johnson, insistió en que “en este momento nadie debería de preocuparse”.

Según él, es bastante frecuente que las previsiones de colisión aumenten en los días posteriores al que se descubre un nuevo asteroide.

Representación 3D de un gran asteroide peligroso que amenaza con impactar el planeta Tierra. Foto: Getty Images. | Foto: Getty Images

A pesar de que las posibilidades de que este asteroide impacte el planeta, vale la pena preguntarse que pasaría si la mínima cifra se transforma en una realidad, ¿sería el fin de la humanidad?

Los expertos han sido claros en este aspecto, señalando que la extensión de los daños que podrían generarse en el planeta dependería de la composición del cuerpo celeste, subrayan los expertos.

Si está formado por un conjunto de escombros, el escenario que podría producirse se parecería al del “bólido de Tunguska” en Siberia, en 1908.

Ese año tuvo lugar una gran explosión atribuida a la caída de un asteroide, recuerda Davide Farnocchia, científico del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la Nasa.