Este miércoles 23 de agosto un nuevo susto se llevaron los japoneses, luego que el régimen de Corea del Norte lanzara un cohete sobre el mar amarillo que, “se separó en varias partes y todas cayeron fuera de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Japón”, pese a que el artefacto sobrevoló el espacio aéreo de Okinawa, la isla más septentrional del archipiélago.
Por su parte, Corea del Norte reconoció que en su intento poner en órbita un satélite de vigilancia lanzó el cohete, pero al igual que hace casi tres meses fracasó de nuevo, por lo que ya ha adelantado que habrá una tercera tentativa en próximos meses.
Las autoridades norcoreanas han informado de un “error” en la tercera fase del despegue, en el que se ha tratado de poner en órbita el satélite ‘Malligyong-1′ mediante la utilización de un cohete, según la nota divulgada por la agencia de noticias oficial KCNA.
El régimen de Kim Jong Un ya había advertido a los países vecinos en los últimos días de que llevaría a cabo este lanzamiento, similar al efectuado en mayo. En su nota de este jueves, confirmó que volverá a intentarlo el próximo mes de octubre, pese a las críticas de países como Corea del Sur o Japón.
De hecho, las autoridades japonesas, coincidiendo con la última maniobra norcoreana, han lanzado una alerta en la prefectura de Okinawa en la que avisaban del posible lanzamiento de un misil balístico, mientras que las autoridades surcoreanas han aumentado igualmente su vigilancia.
Las Fuerzas Armadas de Corea del Sur indicaron que el régimen norcoreano había disparado un “vehículo de lanzamiento espacial” en dirección sur. En este sentido, señaló que un proyectil ha volado hasta sumergirse unos 150 kilómetros al suroeste de la isla de Jeju, situada en el estrecho de Corea.
Tanto las autoridades surcoreanas como las niponas habían expresado en los últimos días su preocupación ante un inminente desafío armamentístico, en la medida en que Pyongyang no había ocultado su malestar por el inicio de maniobras conjuntas en la zona y por el encuentro a tres bandas en Camp David entre los principales líderes de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur.
“Si los acuerdos alcanzados en Camp David se aplican además en el actual ejercicio que involucra los recursos humanos y materiales de las fuerzas hostiles e incluso de las fuerzas satélite, la posibilidad de que estalle una guerra termonuclear en la península de Corea podría convertirse en realidad”, señalaba el régimen de Kim Jong Un en una nota difundida por la agencia de noticias KCNA.
La respuesta de Japón
Las autoridades niponas comunicaron que utilizarán los servicios de alertas para transmitir información al público sobre los controles de seguridad en las zonas que se presuponen afectadas, aunque no se han notificado daños en aeronaves o embarcaciones por el momento.
Tokio presentó una “enérgica condena” contra Corea del Norte, al tiempo que advirtió que este tipo de acciones constituyen “un grave desafío para la comunidad internacional” en su conjunto, que, tal y como recuerda, pidió repetidamente a Pyongyang que “cumpla plenamente” con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
“En este contexto, es sumamente lamentable que Corea del Norte haya vuelto a realizar un lanzamiento que violó las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, especialmente uno que sobrevoló el archipiélago japonés”, reza un comunicado del secretario en jefe del gabinete, Hirokazu Matsuno.
Denunció que Corea del Norte ha “lanzado repetidamente misiles balísticos” y “esta serie de acciones provocativas” que “suponen una amenaza aún más grave e inminente para la seguridad de Japón”.
Por ello, instó “una vez más” al Gobierno norcoreano a implementar “inmediata y plenamente las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de la ONU y a tomar medidas concretas para la resolución integral de cuestiones pendientes de preocupación, como los secuestros y las cuestiones nucleares”.
*Con información de Europa Press.