La tormenta tropical Franklin avanzaba el miércoles de madrugada hacia la isla de La Española compartida por República Dominicana y Haití, entre temores de que pudiera provocar aludes de tierra mortales y graves inundaciones en ambos países.
Se esperaba que Franklin se quedara sobre la isla la mayor parte del día, y podría arrojar hasta 25 centímetros (10 pulgadas) de agua, con un máximo de 38 centímetros (15 pulgadas) en puntos aislados.
Para el martes por la noche, la tormenta se encontraba 280 kilómetros (175 millas) al suroeste de Santo Domingo, la capital de República Dominicana, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, en Miami. Tenía vientos sostenidos máximos de 65 kilómetros por hora (40 millas por hora) y se desplazaba hacia el norte a 15 km/h (9 mph).
Entre tanto, la tormenta tropical Harold se debilitó hasta convertirse en depresión tropical el martes por la noche tras tocar tierra en el sur de Texas. Llevó fuertes vientos, lluvias y dejó a miles de hogares sin electricidad.
En el Caribe, las autoridades estaban especialmente preocupadas por el impacto de la tormenta en Haití, que es vulnerable a las inundaciones catastróficas debido a la grave erosión en el país.
El primer ministro del país, Ariel Henry, instó este martes a los haitianos a aprovisionarse de agua, comida y medicación mientras las autoridades comprobaban el estado de algunas de las más de 200.000 personas desplazadas por la violencia callejera, que en ocasiones viven en la calle o en refugios improvisados.
Algunos recordaron cómo una poderosa tormenta eléctrica que provocó intensas precipitaciones en un día de junio dejó más de 40 muertos en Haití.
En República Dominicana, las autoridades cerraron escuelas, agencias del gobierno y varios aeropuertos, con al menos 24 de sus 31 provincias bajo alerta roja.
El martes ya se habían reportado inundaciones en la capital, Santo Domingo, y otros lugares, donde la población se preparaba para los aguaceros.
“Le tenemos miedo al río, y él sube lento” dijo Doralisa Sánchez, empleada del gobierno que vive cerca del río Ozama, que divide la capital. Ha tenido que huir de su casa en tres ocasiones durante otras tormentas.
Sánchez tenía la esperanza de que Franklin no la obligara a buscar cobijo y abandonar su casa temporalmente porque dijo que la gente roba las pertenencias que se quedan sin vigilancia.
Otros, como la empresaria Albita Achangel, temían que no hubiera dónde ir si las aguas empezaban a subir. “Nosotros esperamos que Dios haga su voluntad”, dijo, añadiendo que su patio ya estaba inundado.
El meteoro preocupaba a miles de dominicanos residentes en zonas propensas a las inundaciones.
“Cuando caen dos gotas de agua aquí, de una vez esto está inundado de agua”, dijo Juan Olivo Urbáe, propietario de un pequeño negocio en una población cerca del río Ozama.
Había una alerta por tormenta tropical activa en toda la costa sur de República Dominicana y Haití, así como en toda la costa norte dominicana. Se emitió un aviso por tormenta tropical para las Islas Turcas y Caicos.
Franklin es la séptima tormenta con nombre de la temporada de huracanes del Atlántico, que dura del 1 de junio al 30 de septiembre. Una octava tormenta con nombre, llamada Gert se disipó el martes.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos actualizó el 10 de agosto su previsión y advirtió que la temporada de huracanes de este año podría estar por encima de lo normal. Se han previsto entre 14 y 21 tormentas con nombre. De esas, de seis a 11 podrían convertirse en huracanes, entre dos y cinco de ellos quizá con categorías altas.
Harold tocó tierra el martes por la mañana como tormenta tropical cerca de Isla del Padre Sur, en la costa del Golfo de Texas, y dejó miles de hogares y negocios sin electricidad en la ciudad de Corpus Christi. Para el martes por la noche, el Centro Nacional de Huracanes indicó que se había convertido en depresión.
*Con información de AP