Secuestrados, asesinados y desaparecidos. Ese ha sido el destino de más de 33.000 mexicanos durante la última década y esa fue la suerte de los tres estudiantes que desde hace un mes hacían falta en Guadalajara. Salomón, Daniel y Mario salieron el 19 de marzo a grabar en la casa de uno de sus familiares y en su camino de vuelta los interceptaron hombres fuertemente armados. No se supo nada de ellos por un mes, pero esta semana la Fiscalía confirmó que habían muerto asesinados por el cartel Jalisco Nueva Generación y que sus victimarios disolvieron sus cuerpos en ácido sulfúrico. Al parecer, la casa donde hicieron las grabaciones pertenecía a un capo de alto nivel y los estudiantes simplemente estuvieron en el lugar y la hora equivocada. “No somos tres, somos todos”, gritaron indignados cientos de sus compañeros, que salieron a protestar por este nuevo caso de la violencia que tiene secuestrado a todo el país.