La cercanía de México con Estados Unidos lo ha convertido en un país indispensable para la operación del narcotráfico a nivel mundial, ya que no solo están junto al mayor mercado para drogas como la cocaína y el fentanilo, sino también es un puente directo con las agrupaciones criminales de América del Sur. Por ello, varios de los capos criminales más famosos de los últimos tiempos han venido de la nación azteca.
El cartel del narcotráfico más famoso por su infamia en México es el de Sinaloa. Este grupo se ha consolidado durante la última década como la organización criminal más importante del país. Famosos por la extrema violencia ejercida contra sus rivales, han ejecutado atentados terroristas contra sedes gubernamentales, miles de asesinatos masivos, desapariciones forzadas, torturas, desmembramientos y una infiltración en altas esferas de la política mexicana.
Por décadas, el cartel de Sinaloa ha tenido dos cabezas muy visibles: Ismael ‘el Mayo’ Zambada y Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán. Dos liderazgos que parecen haberse diluido y que dejan en un halo de misterio el futuro de la organización criminal tras la presunta entrega del primero y de la caída poco a poco de los integrantes de la familia Guzmán a manos de la Justicia norteamericana.
El pasado jueves en las horas de la noche se dio a conocer que Zambada junto con Joaquín Guzmán López, uno de los hijos del Chapo, se habían entregado a la Justicia norteamericana tras aterrizar en una avioneta en un aeropuerto de El Paso, estado de Texas, en territorio estadounidense. A los dos hombres se les acusa de delitos de extorsión, corrupción, tráfico de estupefacientes y lavado de activos, además de ser dos de los narcos más buscados del planeta.
En las primeras horas todo era confusión, ya que no se sabía a ciencia cierta si fue una entrega voluntaria o una captura de las autoridades estadounidenses o incluso de México. Muestra de esto es que ni el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, sabía algo al respecto. “Hay que esperar a ver si la captura de Zambada fue allá o acá. Creo que lo capturaron allá, ya sea por un acuerdo o porque lo detuvieron al contar con información de que iba a viajar; ya lo conoceremos. Es un avance, sin duda”, dijo el mandatario.
Por momentos se ha especulado también que Zambada y Guzmán habían sido engañados por un aliado del cartel para aterrizar en tierras estadounidenses creyendo que iban a visitar pistas clandestinas en México, como se afirmó en el Wall Street Journal. Pero la teoría que más respaldo ha recibido es la de una entrega pactada desde antes con las autoridades norteamericanas, idea que toma fuerza con el correr de las horas.
Zambada, quien había tomado el liderazgo absoluto del cartel de Sinaloa tras la detención del Chapo Guzmán en 2016, estaría atravesando una grave crisis de salud, ya que a sus 76 años sufre de una diabetes severa. Sin embargo, se desconocen detalles sobre por qué Guzmán López podría haber aceptado entregarse a Estados Unidos, más allá de terminar con la persecución en su contra a sus 38 años.
Para especular sobre cuántos años podrían pasar tras las rejas o cuál podría ser la pena impuesta por los delitos que les endilgan, primero es necesario determinar si se trató de una captura o de una entrega pactada. Esto marcaría una gran diferencia en cuanto al tiempo de prisión que podrían enfrentar. Es sabido que Estados Unidos pagaba una recompensa de 15 millones de dólares para quien ayudara a capturar a Zambada y 5 millones por Guzmán López.
¿Quiénes son?
Ismael ‘el Mayo’ Zambada, quien al parecer sufre un gran deterioro de salud, empezó desde abajo en las organizaciones criminales en México. Comenzó siendo un traficante raso para el cartel de Guadalajara en los años setenta. Primero se ocupaba de toda la operación de opio y marihuana. Luego empezó a encargarse de la cocaína desde los ochenta, cuando comenzó el auge de ese alucinógeno.
Con el boom de la droga blanca, el Mayo llegó al cartel de Juárez, en el que se convirtió en aliado del enigmático Señor de los Cielos, Amado Carrillo. En esa época se cree que consolidó grandes redes de alianzas en Colombia, comenzando por el cartel de Medellín, para después pasar al de Cali tras la caída del primero. Posteriormente, afianzó alianzas con los Urabeños y ahora con el Clan del Golfo.
Con el paso de los años, los líderes de mayor rango por encima de Zambada fueron muriendo o siendo capturados por las autoridades. Estas situaciones no tocaron la puerta del Mayo, quien, además, en varias ocasiones optó por traicionar a sus aliados para ascender en la jerarquía o eliminar problemas. Este método se convirtió en su marca, pues nunca dudaba en eliminar enemigos de manera despiadada. Eso lo volvió famoso en todo el país.
“Si no se arregla a la buena, lo soluciona a su estilo. El caso es que lo respetan sus amigos y enemigos”, dice un corrido de Los Tucanes de Tijuana en honor al capo del narcotráfico, que con el tiempo se convirtió en un mito, ya que nunca fue capturado por las autoridades. “Lo buscan por todos lados. Y el hombre ni está escondido”, también dice la canción, una de las más de 50 que le han dedicado.
La fama del capo era tremenda. Según se dio a conocer en el diario de sus hijos, este pagaba más de un millón de dólares al mes a Gobiernos locales y bancos. Pero entre los detalles más clandestinos estaba que pocas veces dormía dos veces seguidas en el mismo sitio, además de que financió obras en su pueblo natal, El Álamo, en Sinaloa, ya que también tiene fama de haber forjado un gran vínculo con la comunidad.
En su carrera criminal se cree que llegó a lavar miles de millones de dólares, y corre el mito de que toda la cocaína que se consumía en México pasaba por sus hombres. Poseía industrias y empresas que aparentaban ser legales a fin de funcionar como fachada para sus operaciones ilegales, en rubros como la construcción, leche y servicios. El Mayo y el cartel de Sinaloa también han sido pioneros en el uso de túneles sofisticados para el contrabando de drogas, submarinos, drones y otras tecnologías avanzadas para evadir la detección y transportar narcóticos.
De igual manera, se habla de que se hizo varias cirugías estéticas para cambiar su imagen, algo que no ha podido ser confirmado, pues sus fotografías son escasas y ahora se le ha visto bastante deteriorado respecto a la última foto, conocida hace casi 15 años. Lo único que se sabe es que mide alrededor de 1,80 metros de estatura y tiene muchas mujeres e hijos repartidos por todo México.
Del heredero del Chapo se sabe más bien poco. Joaquín Guzmán López siempre ha sido un aliado cercano a su padre, y como muchas de sus manos derechas, acaparó más poder desde la detención del capo. Algo parecido hizo su hermano Ovidio, también capturado en 2023 y extraditado a Estados Unidos ese mismo año. De lo conocido, se sabe que ha invertido su fortuna en la expansión de negocios ilícitos de drogas en México y Colombia.
Su gran aliado era su hermano Ovidio, con quien comandaba el grupo de los Chapitos, liderado por los hijos del capo. A pesar de lo famoso que era el menor de los herederos, se cree que Joaquín era más importante dentro de la organización. Las autoridades estadounidenses también sostienen que dirigían al menos 11 laboratorios que producen metanfetamina en Sinaloa, donde se fabricarían entre 1.360 y 2.270 kilogramos cada mes.
Se sabe que la Justicia estadounidense acusará al Mayo Zambada de cinco cargos: tráfico de fentanilo, lavado de dinero, secuestro, uso de armas de fuego y conspiración para matar. A Joaquín Guzmán López, el hijo del Chapo, solo lo imputarán por tráfico de cocaína, heroína y metanfetaminas.
Aun así, se cree que uno de los hijos que no ha sido capturado, Ismael Zambada Sicairos, será el encargado de ser el sucesor, mientras que a los Guzmán les quedan todavía dos hijos, que siguen en la violenta guerra contra el cartel Jalisco Nueva Generación, liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias el Mencho, el nuevo blanco número uno de Estados Unidos.