Chile no ha dado el salto adelante que se esperaba con la llegada de Gabriel Boric en marzo. Si bien es temprano para creer que el gobierno del mandatario de izquierda va hacia un abismo inevitable, da muestras de una decadencia constante y las políticas del presidente no ayudan para nada.

Según la más reciente encuesta de la firma Cadem, el mandatario chileno registra una aprobación del 36 por ciento, bajando del 50 por ciento que tenía hace solo cuatro semanas. Mientras tanto, su desaprobación subió a 53 por ciento, números históricos para un jefe de Estado con tan poco tiempo en el cargo.

A manera de comparación con Boric, Sebastián Piñera en su segundo mandato llegó a registrar tales números bajos de aprobación hasta casi nueve meses después de su posesión, mientras que Bachelet fue hasta seis meses posteriores a ocupar el máximo cargo del país. Como resultado, las encuestas han provocado pánico en el Gobierno, que ahora intenta reconquistar al pueblo.

El gran problema de las medidas tomadas por Boric es que, a pesar de ser bienintencionadas, pueden terminar disparando una complicación que ya se vive en el país: la inflación. Casi la totalidad del planeta está sufriendo estragos con este fenómeno económico por cuenta de la pospandemia, la crisis de los contenedores y la guerra en Ucrania, Chile, en vez de mejorar la situación, la está empeorando.

El mandatario no ha logrado capitalizar en políticas las exigencias de los manifestantes y votantes que lo apoyaron en su elección. | Foto: 2019 Getty Images

La primera decisión polémica del Gobierno fue en materia de pensiones, teniendo en cuenta que una de las banderas con las que se eligió Boric fue la de reformar totalmente el sistema pensional en Chile. Por lo cual, desde la gestión de Piñera se han venido aprobando retiros de los dineros ahorrados para que entren en circulación y las familias puedan usarlos en compra de vivienda o en caso de una extrema emergencia.

Los expertos advierten que esta medida disparará aún más la inflación, la cual registra un alza anual del 9,4 por ciento, la más alta en casi 30 años. Sin embargo, Boric ha intentado en al menos tres ocasiones que se permita dicho retiro de dinero, lo cual fue aprobado la primera vez, pero las otras dos las rechazó el Congreso.

El otro gran problema que se le cruza al Gobierno son sus disposiciones de rescate económico, con las que piensa ayudar a las familias afectadas por la crisis que trajo la pandemia. Y, si bien hay planes que han sido aplaudidos, como el congelamiento de las tarifas del transporte público, la propuesta de aumento del salario mínimo tiene los ojos puestos en Boric, al tener mucho más dinero en circulación sin el debido respaldo.

Los detalles del discurso de Boric en su posesión en Chile | Foto: @gabrielboric (Twitter)

Esto, porque el presidente anunció que subirá de 350.000 pesos chilenos a 380.000 (un alza de aproximadamente 140.000 pesos colombianos). Pero, además, se incorporó una cláusula especial, la cual implica que, si la inflación en 12 meses a diciembre de 2022 supera el 7 por ciento, el sueldo mínimo se incrementará a 410.000 pesos chilenos a partir de enero de 2023.

Las medidas económicas del Gobierno de Gabriel Boric preocupan no por su naturaleza, sino porque, si no son exitosas en el control de la inflación y, por el contrario, terminan aumentándola drásticamente, se afectaría toda la población, al ver cómo su dinero cada vez vale menos.

Asimismo, la administración de turno tendría que hacer maromas para equilibrar la economía, estrategias que usualmente no funcionan, como pasa actualmente en Argentina y, en un caso extremo, en Venezuela. Chile necesita que el presidente dé un timonazo para evitar caer al abismo.