Un sistema volcánico en la península de Reykjanes, en el suroeste de Islandi, entró en erupción el sábado 16 de marzo por la noche por cuarta ocasión en tres meses y expulsó chorros de lava naranja hacia el cielo nocturno.
Sin embargo, las autoridades de Islandia informaron 24 horas después que la intensidad de la erupción disminuyó notablemente. La Oficina Meteorológica Islandesa (OMI) declaró que la fuerza de la lava “disminuyó” durante la noche.
La erupción abrió una fisura en la tierra a unos tres kilómetros entre las montañas de Stóra-Skógfell y Hagafell, según la Oficina Meteorológica.
La agencia indicó que la lava fluía hacia el sur y el sureste aproximadamente a un kilómetro por hora y podría llegar al océano. Se construyeron barreras para impedir que inundara la principal carretera en la costa sur de la península.
La OMI divulgó imágenes en vivo del flujo brillante de magma y la humareda del volcán. La lava pareció fluir hacia el sur, donde se instalaron diques para resguardar al poblado pesquero de Grindavik, agregó.
El magma también fluyó al oeste, como ocurrió el 8 de febrero, y el tamaño de la fisura se calculó en 2,9 kilómetros, indicó la OMI.
Cientos de personas fueron evacuadas del balneario termal de Laguna Azul, una de las principales atracciones turísticas de Islandia, cuando comenzó la erupción, según la televisora nacional RUV. No se reportaron cancelaciones de vuelos en el cercano aeropuerto de Keflavik, el principal aeródromo de Islandia.
La agencia advirtió el viernes que había una acumulación de magma en el suelo “que podría conducir a una nueva irrupción de magma y posiblemente una erupción”, que podría darse “con muy poco aviso”.
Medios locales informaron de que el afamado spa geotérmico Blue Lagoon fue evacuado, al igual que el poblado de Grindavik.
Los cerca de 4.000 habitantes de Grindavik habían sido evacuados por la erupción volcánica del 11 de noviembre y solo pudieron volver a sus casas el 19 de febrero.
Las erupciones en la península de Reykjanes despertaron temores por la planta energética de Svartsengi, que suministra electricidad y agua a cerca de 30.000 personas en la zona.
En Islandia, que se asienta en una zona volcánica del Atlántico norte, se producen erupciones periódicamente y el país tiene mucha experiencia en afrontarlas. La que ha causado más perturbaciones en los tiempos recientes fue la del volcán Eyjafjallajokull, ocurrida en 2010, que expulsó grandes nubes de cenizas a la atmósfera y produjo cierres generalizados del espacio aéreo en toda Europa.
Con información de Associated Press y AFP*