La relación más fuerte y conocida que había tenido el príncipe Andrés era precisamente con su madre, la reina Isabel II, al ser catalogado como su hijo preferido. Pero desde hace algunos años otra cercanía le está costando su credibilidad y reputación: la amistad con el magnate, depredador sexual y acusado de trata de menores Jeffrey Epstein.
Virginia Giuffre formó parte de las mujeres que cayeron en la red de Epstein, y declaró que con tan solo 17 años fue obligada a tener relaciones sexuales con varios de los poderosos amigos del financiero, entre ellos el príncipe Andrés, como lo declaró en 2019 pocos meses después del dudoso suicidio de Epstein en prisión.
Después de eso, Andrés no es ni temido ni amado. Se ha dedicado a resguardarse y a desaparecer totalmente de la escena pública, sobre todo después de que Giuffre anunciara una demanda civil contra él en la justicia estadounidense, la que ahora deberá decidir el destino del príncipe o si, por el contrario, termina aceptando alguno de sus intentos de desestimar el caso.
El más reciente intento de la defensa de Andrés fue pedirle al fiscal que lo desestimara al revelarse un acuerdo de Giuffre en 2015 con el mismo Jeffrey Epstein, en el que ella habría pactado no demandar a ninguno de los implicados en la red sexual a cambio de una cifra cercana a los 500.000 dólares, que, según la defensa, haría que el caso fuera inválido, pues Giuffre decidió no tomar más acciones legales contra ninguno de los implicados.
Por ahora, el argumento de la defensa del príncipe deberá ser discutido durante las audiencias que se iniciaron esta semana en su contra en Estados Unidos. Y estas pruebas que ha suministrado la defensa de Andrés son solo uno de los intentos que han esgrimido para evadir la justicia.
También se negó a recibir los papeles formales de la demanda para luego decir que el caso era inválido por ser en Estados Unidos y, finalmente, cuando se llegó a estimar que simplemente el miembro de la realeza no atendería la demanda al no estar obligado a ella por ser un caso civil.
El príncipe Andrés dice no recordar haber conocido a Giuffre, a pesar de la foto que existe de los dos juntos a comienzos del milenio. Después, argumenta que de compartir con ella no era posible que la hubiera abusado sexualmente, cosa que la demandante dice que sí ocurrió en al menos tres ocasiones, todo acolitado por Ghislaine Maxwell, pareja de Epstein por años y luego su compañera social.
Esa es la otra soga al cuello que puede tener Andrés, pues Maxwell fue hallada culpable de haber sido partícipe de la red de tráfico sexual de menores y podría recibir una sentencia de hasta 65 años tras las rejas. Se ha empezado a especular que podría filtrar nombres de implicados para reducir sus años en prisión, y uno de estos nombres, quizás, pueda ser el del príncipe.
Hasta que Maxwell decida ventilar los nombres de los participantes de la red sexual de Epstein o no, el príncipe Andrés vivirá su peor momento: no solo está totalmente retirado de la vida pública, sino que perdió toda la credibilidad como embajador de la Corona y sus beneficios reales. Y ahora, desde el Ejército, piden que se le retiren sus cargos militares. Además, en caso de ser hallado culpable, podría perder el título de duque de York y hasta ser exiliado. El tiempo dictará si Andrés pasa por la guillotina mediática definitivamente o se termina zafando por alguna ‘jugadita’ de su defensa.