Las olas en la costa de California están aumentando su tamaño y cada vez es más habitual que alcancen unos 4 metros (al menos 13 pies) conforme se calienta el planeta, según un nuevo estudio que analizó ese incremento a partir de datos históricos de los últimos 90 años.
El oceanógrafo Peter Bromirski, de la Institución de Oceanografía Scripps, utilizó el inusual método de analizar registros sísmicos desde 1931 para medir el cambio en la altura de las olas.
Cuando las olas rebotan contra la costa, chocan con las olas que llegan del océano y provocan una onda de energía en el lecho marino que pueden registrar los sismógrafos diseñados para detectar terremotos. Cuanto más grande es el impacto, más grande es la ola.
Hasta ahora, los científicos dependían de una red de boyas de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), pero esos datos en la costa de California solo se remontan a 1980.
“Hasta que encontré estos datos, era casi imposible hacer esa comparación con ninguna clase de fiabilidad”, explicó Bromirski.
Para mirar más atrás, el experto reunió estudiantes de grado para analizar datos sísmicos durante los inviernos de varias décadas. El laborioso proceso tomó años y requirió digitalizar rollos enteros de registros en papel.
Descubrieron que el tamaño medio de las olas en invierno ha crecido hasta unos 30 centímetros (un pie) desde 1970, cuando se cree que empezó a acelerarse el calentamiento global. Los picos de unos 4 metros (al menos 13 pies) también ocurren con más frecuencia, al menos el doble entre 1996 y 2016 que entre 1949 y 1969.
Bromirski también se sorprendió al descubrir periodos prolongados con oleaje especialmente bajo antes de 1970, y ninguno de esos periodos desde entonces.
“Erosión, inundación costera, daños a infraestructura costera, son algo que vemos con más frecuencia que en el pasado”, señaló el experto. “Y combinado con un nivel del mar más alto, olas más grandes suponen que va a ocurrir más a menudo”.
El estudio, publicado el martes en el Journal of Geophysical Research: Oceans, se suma a las pruebas de que el cambio climático está provocando enormes cambios en los océanos del mundo. Otros estudios han mostrado que las olas no solo se vuelven más grandes, también más fuertes.
Los daños de tormentas fuertes y grandes olas ya son patentes. El pasado invierno, las fuertes tormentas y el gran oleaje en California provocaron derrumbes en acantilados, dañaron muelles e inundaron parte de la pintoresca autopista 1 del estado.
Bromirski señaló que eso es un aviso para el futuro. Los científicos dicen que el cambio climático podría incluso estar acelerando, lo que provocaría olas aún mayores.
El oceanógrafo Gary Griggs, de la Universidad de California Santa Cruz, señaló que si bien un incremento en un pie en la altura de las olas en un periodo de 50 años no es enorme, los hallazgos coinciden con lo que los científicos saben que ocurre en los océanos del mundo conforme se calientan: se vuelven cada vez más violentos debido a tormentas más extremas y causan daños en las costas.
Griggs, que no participó en el estudio, dijo que el nuevo reporte se suma a los datos científicos que muestran lo rápido que se calienta el mundo y sube el nivel del mar.
“Sabemos que los huracanes son más intensos y duran más, y ahora tenemos olas que incrementan su fuerza. Todo eso es consistente”, dijo. “El desafío (...) es cómo responder a eso”.