Desde hace dos décadas, cuando accedió por primera vez al poder, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha ostentado un férreo control del país.

De acuerdo con un reportaje del diario El País, de Madrid, poco tiempo después de llegar a la Presidencia a principios del año 2000, Putin ubicó en puestos clave a amigos y colaboradores cercanos, que había conocido años atrás en su natal San Petersburgo.

El medio subraya que para el presidente ruso, quien fue agente de la KGB, la confianza es clave, “mucho más que la meritocracia”. Por ello, con el paso de los años les ha entregado a esas personas cercanas el manejo de la empresas del Estado y ha posibilitado su “ingreso en las empresas privadas”. Además, les ha otorgado “gran parte de las concesiones públicas”.

Según El País, estos magnates y oligarcas que detentan un rol central en la economía del país tienen una lección aprendida: “No entrar en la política sin permiso del Kremlin y no contradecir ni cuestionar” al gobernante.

Los personajes, según indica el texto, son denominados como “los hombres de Putin”, que forman parte de una especie de “gobierno en la sombra”. Sin embargo, aunque manejan cuantiosos recursos, “no olvidan que están subordinados” al mandatario.

El País menciona entre estos personajes a Boris y Arkadi Rotenberg, quienes asegura fueron amigos de juventud de Putin. Arkadi Rotenberg es considerado “el rey de las concesiones públicas” y “maneja una fortuna de unos 2.900 millones de dólares”, subraya.

Otro de los mencionados por la publicación es Yevgeny Prigozhin, quien señala que está “acusado de estar tras las granjas de trolls que interfirieron en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016″.

También aparece Yuri Kovalchuk, principal accionista del Rossiya Bank, y quien sería la cabeza del “mayor grupo de medios de Rusia”, National Media Group.

En el grupo también se encuentra Alexéi Miller, quien desde 2001 es presidente de Gazprom, la empresa estatal de gas, con quien trabajó en San Peterbursgo.

“Son hombres que han aprendido el beneficio de hacer favores a Putin y hablan su lenguaje”, subraya el medio español.

Según el texto, otros de los oligarcas que conforman este grupo acumularon grandes fortunas en la década de los noventa bajo el gobierno de Boris Yeltsin, predecesor de Putin, y lograron mantenerse. No obstante, son pocos. Entre estos se menciona a Mijaíl Fridman y Vladímir Potanin. Ese último, indica el El País, donó más 2.500 millones de dólares para asegurar la construcción de una estación de esquí para los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi de 2014, un proyecto clave para el gobernante ruso.

Sin embargo, el medio señala que otros magnates perdieron su poder, como Mijaíl Jodorkovski, quien asegura cuestionó a Putin y quiso ingresar a la política. Actualmente, Jodorkovski se encuentra exiliado, tras haber sido condenado en el país. Otro de los que cayó en desgracia fue Boris Berezovski, quien también se debió exiliar y luego murió en “extrañas circunstancias”.