El presidente de Rusia, Vladimir Putin, es señalado de envenenar a quienes busquen oponerse a su mandato y sus directrices políticas.
Esto quedó evidenciado en el relato de Natalia Arno, una activista que es la presidenta de la ONG Free Russia Foundation. Según Arno todo inició en mayo de 2023 en la ciudad de Praga, cuando encontró entreabierta la puerta del hotel donde se hospedaba y donde flotaba un olor desagradable, dijo desde París en una entrevista.
La activista no se tomó tan en serio lo del mal olor, pero cuando decidió regresar a Estados Unidos, donde vive, durante el vuelo comenzó a sentir un dolor que se propagaba por sus axilas, pecho, oídos, ojos, piernas. “Es como si todos mis órganos me fallaran uno a uno”, recordó.
Cuando fue a hacerse unas pruebas médicas estas arrojaron que estuvo expuesta a “una toxina nerviosa, la cual no puede llegar al organismo de forma natural”. “Mis nervios habían sido quemados. Quizás se regeneren de aquí a un año”, contó Arno. Había sido posiblemente una víctima de envenenamiento por parte del gobierno de Putin
Para Arno, los activistas de derechos humanos constituyen “objetivos fáciles” para el gobierno de Vladimir Putin, cuyos “largos tentáculos” llegan hasta Occidente
Una investigación sobre envenenamiento hoy está en curso en Estados Unidos, así como en Alemania, donde se encontraba antes de su estancia en Praga.
Otros enemigos de Putin que ya no están en el camino de la oposición
El prontuario que se le adjudica al presidente Putin desde su llegada al poder hace más de 20 años es largo, por lo que se ha consolidado como un político que busca a toda costa acabar con la oposición o cualquier rival que se le aparezca.
Entre algunos de los casos que se adjudican está el de 2004, cuando se registró una acción militar en contra de uno de sus enemigos. Se trató de una bomba que destrozó el auto del presidente de los rebeldes chechenos en el exilio, Zelimján Yandarbiyev, a su regreso a casa tras visitar su mezquita en Qatar. Años después, varios agentes del Departamento Central de Inteligencia ruso fueron condenados por el asesinato, aunque nunca se esclareció si Putin había tenido injerencia en el atentado.
A finales de 2006, el exagente del Servicio Federal de Seguridad ruso y en aquel momento confidente del Kremlin y desertor del régimen, Alexander Litvinenko, sufrió un grave cuadro de una extraña enfermedad después de haberse reunido con dos exagentes rusos. Durante más de 20 días padeció una agonía indescriptible, al ser envenenado con polonio-210, lo que finalmente le causó la muerte. En 2016, una investigación británica dictaminó el hecho como un asesinato del régimen ruso y acusó a Putin y al Servicio Federal de Seguridad de ser los autores de este hecho.
La muerte no es el único destino que tienen los enemigos de Putin, ya que también pueden ser encarcelados, como el caso del activista opositor Alexei Navalny, que purga una pena de nueve años y ha denunciado haber sido envenenado tras las rejas, mismo caso de Vladimir Kará-Murza. Yevgueni Roizman, otro opositor, también está en prisión, acusado de propagar información falsa del ejército.
Con información de AFP