Indignación causaron las fotos que se han compartido en redes sociales en las que parecen algunos turistas tomándose selfis, sonrientes y posando, el algunos casos en familia, en medio de la dramática situación que viven miles de personas que han resultado afectadas por la explosión del volcán de La Palma.
Desde hace varias semanas la lava ha afectado ya a más de mil edificaciones en esta isla atlántica, especialmente viviendas, de las cuales unas 900 han sido destruidas y más de 5.500 personas tuvieron que ser evacuadas.
Por esa razón, no ha caído bien que turistas se tomen fotografías en las que al fondo se puede ver el volcán lanzando lava que luego recorre una parte de la isla arrasando a su paso lo que se encuentra.
Incluso, muchos vecinos de El Paso o de Los Llanos, en la isla española de La Palma, están molestos y aunque en algunas ocasiones no lo dicen, se les nota la contrariedad.
Sin embargo, otros prefieren decir lo que sienten. Y a pesar de que es normal que los turistas tomen fotos del volcán en erupción, la molestia está relacionada con que se hagan selfis, sonrientes, posando familias enteras en medio de la tragedia.
Incluso medios de comunicación han advertido sobre la situación: “Las selfies de turistas frente al volcán en erupción hartaron a los vecinos de La Palma”, señaló, Diario El Sol Mza,
La presencia de visitantes en la zona ha llevado a que en la carretera principal que une estos dos municipios, los más afectados, con Tazacorte, por la erupción de Cumbre Vieja, se hayan ubicado carteles de prohibido parquear en la parte lateral de la vía.
Eso debido que el gran número de personas que se aceraron al lugar provocó enormes trancones de tránsito e interfirió en las labores de los equipos de emergencia.
Fue tal la situación, que se presentaron problemas cuando hubo que evacuar de emergencia a más de 200 vecinos de Tacande y se formaron largas caravanas en la carretera de la cumbre.
Los palmeros se aferran a su isla volcánica y nada se lo impide
No hay regulación que vaya a impedir a los damnificados de la erupción del Cumbre Vieja seguir viviendo cerca del volcán de la isla española de La Palma, que ya piensa en la reconstrucción.
La Palma no tiene un volcán fijo tipo el del Etna italiano o el Monte Fuji japonés, por lo que establecer un radio de exclusión en torno a un cono “no serviría de mucho, los volcanes no repiten en el mismo cono, salen desde donde quieren”, dijo este lunes a la AFP Manuel Perera, arquitecto y concejal de Urbanismo del ayuntamiento de Los Llanos de Aridane.
La capital del Valle de Aridane, en el suroeste de la isla, es la zona más afectada por la erupción del Cumbre Vieja, que este lunes entró en su decimosexto día, dejando tras de sí unas 1000 construcciones destruidas -no todas ellas viviendas-, pero ninguna víctima.
La isla sufrió otras dos erupciones en los últimos 100 años, la del San Juan (1949) y la del Teneguía (1971), que causaron poquísimos daños, entre otras cosas porque la densidad de población no era la misma.
“La única regulación” relativa a la construcción que tenga que ver con los volcanes, dijo Perera, es que la colada de lava se considerar “un espacio natural”.
Lo que las autoridades tienen claro, y la AFP constató en todas sus entrevistas, es que los damnificados no quieren moverse.
“Hay unidades poblacionales completas, como Todoque y otras, que han desaparecido, y muchos vecinos, por arraigo, quieren quedarse en el entorno”, dijo al Diario de Avisos canario de este lunes el presidente del gobierno regional, Ángel Víctor Torres.
“Se está preparando un decreto ley para para poder calificar urbanizables esos suelos y reconstruir de manera ordenada los espacios que han sido devastados”, añadió.
Los volcanes han creado Canarias
Las islas Canarias, el archipiélago español en el Atlántico, frente a las costas de África, han vivido grandes transformaciones tras una erupción volcánica, como la que ahora vivirá La Palma, próxima protagonista del ciclo destrucción-construcción asociado a estas catástrofes.
“Es lo que ocurre con las Canarias y no terminan de entender muchos continentales. No son islas con peligro volcánico, sino islas volcánicas”, escribió el periodista Alfonso González Jerez en el diario canario El Día del domingo.
“No se sobrevive a pesar de los volcanes: son los volcanes los que han creado Canarias”, sentenció el cronista.
No es científicamente posible predecir cuando concluirá la erupción -algunos expertos hablaban de varias semanas, basándose en experiencias previas. Además, la lava podría tardar de 6 a 9 meses en enfriarse, dijo este lunes el consejero de Infraestructuras del gobierno de Canarias, Borja Perdomo, citando a expertos.
El concejal Perera explicó que hay gente que le pide que se pueda reconstruir en la misma colada del Cumbre Vieja.
“Sería como irnos a Marte”, estimó Perera. “Es el peor sitio de toda la isla para poder construir, porque pasarán meses o años hasta que ese terreno pierda la temperatura”.
Además, la colada, que cubre ya unas 400 hectáreas, “es un sitio irregular con pendientes importantes, con desniveles, con terreno difícil de trabajar”.
Total normalidad en más del 90 % de La Palma
Más del 90% de la isla vive en estos momentos con normalidad, si no fuera por los cortes de carreteras dañadas.
La superficie afectada por la erupción equivale a menos de un 8%, en el valle de Aridane, y ahí es donde se van a vivir las mayores transformaciones, en primer lugar con el realojamiento de las víctimas.
La isla ha ganado asimismo 30 hectáreas al mar por la solidificación de la lava caída al océano a partir de un frente costero de 500 metros, un terreno que se conoce como “fajana” y que en el futuro tendrá algún uso.
Así, hay sectores en las Canarias que sirven como atracción turística por sus piscinas naturales, como en la isla de El Hierro, y otra, como la creada en 1949 por el volcán San Juan en La Plata, que acabó siendo tierra estupendamente fértil para cultivar el plátano.
De momento, la tierra ganada al mar es automáticamente titularidad del Estado.
Un ejemplo de la dureza y laboriosidad de las transformaciones es lo que ocurrió en con la colada de lava de la erupción del San Juan en 1949, también en La Palma.
Con poco más que picos y palas, los lugareños la allanaron, la cubrieron de arena traída prácticamente a hombros, y la transformaron en una de las zonas más fértiles para cultivar plátanos.
“No me voy a ningún lado”, sentenció Pedro Antonio Sánchez, de 60 años, mientras mostraba a la AFP los problemas que le ha causado el volcán a su finca platanera.