Nayib Bukele asumió como presidente en El Salvador en 2019, prometiendo ser la renovación que necesitaba el país. Entre su pinta de millennial y una campaña dedicada a las redes sociales, Bukele se ganó el cariño de los salvadoreños, no por nada tiene el 90 por ciento de aprobación. Pero con el tiempo, el presidente ha mostrado un carácter autoritario sin igual y que despierta los fantasmas de dictaduras en Latinoamérica. Estas son sus principales controversias.
El ‘Bukelazo’:
En febrero del año pasado, Nayib Bukele irrumpió en el Congreso de El Salvador. No iba solo, sino acompañado de decenas de miembros de las Fuerzas Armadas del país con rifles y pistolas a la mano
. Lo hizo con el fin de amedrentar e intimidar a los legisladores para que aprobaran su plan de seguridad y orden territorial para luchar contra la delincuencia en el país. El resultado fue una aprobación del Congreso, pero un adelanto de lo que le esperaba a El Salvador con Bukele al mando y que empezaba a mostrar su cara más dictatorial.
Represión carcelaria:
En abril de 2020, en pleno pico mundial de la pandemia, el Gobierno de El Salvador decidió sacar a los pandilleros presos de sus celdas para ponerlos junto a otros cientos de detenidos arrodillados, esposados, en ropa interior y muchos sin tapabocas.
La justificación de Bukele era poder juntar a las pandillas enemigas dentro de los penales y amenazar a los líderes que, según él, habían ordenado aumentar la violencia en el país. Pero este experimento insalubre terminó siendo duramente criticado por Human Rights Watch de excesivo y cruel. Poco después, el diario El Faro publicó que el gabinete de Bukele había negociado en secreto con las pandillas.
Censura a la prensa:
Bukele demostró que sus enemigos no eran solo sus contradictores políticos y las bandas delincuenciales, sino también los medios de comunicación que lo cuestionan. Esto se vio ilustrado en julio de 2021, cuando agentes del Gobierno le comunicaron al director del diario El Faro, Carlos Dada, que debía abandonar el país.
La justificación del Gobierno es que Dada no podía certificar que es periodista, pero esto se suma a no dejar entrar al medio a las ruedas de prensa y un constante acoso en redes a cada artículo en contra suya o de su mandato.
La constitución por la faja:
Poco antes de que El Salvador aceptara el bitcóin como moneda de libre circulación, Bukele hizo una jugada política que no ha pasado desapercibida en el mundo por lo claramente abusiva y autoritaria que fue. El presidente salvadoreño consultó con la Corte Suprema acerca de la posibilidad de habilitar la reelección inmediata, pero la iniciativa le fue negada al ser inconstitucional.
La respuesta del mandatario fue destituir a seis jueces de la Corte y al fiscal general y, posteriormente, ya con jueces más cercanos a él, la reelección fue aprobada, por lo que seguramente en 2024 Nayib Bukele volverá a aspirar a la presidencia. Mientras tanto, se burla de todos los medios y personas que lo critican, su cuenta de Twitter es el fiel reflejo de esto, aunque lo que más preocupa es que sus acciones autoritarias no son ignoradas, sino que muchas veces son aplaudidas por las redes sociales.