Una exsecretaria de un campo de concentración nazi de 96 años, detenida el jueves tras haberse fugado antes de su juicio en Alemania, fue puesta en libertad este martes a la espera de una audiencia el 19 de octubre.
“El tribunal suspendió la orden de detención y dejó en libertad a la acusada bajo la condición de medidas de precaución”, dijo la vocera Frederike Milhoffer del tribunal de Itzehoe (norte), sin precisar la naturaleza de esas medidas.
Irmgard Furchner, que en el momento de los crímenes que se le imputan tenía entre 18 y 19 años, será la primera mujer involucrada en el nazismo en ser juzgada desde hace décadas y debe responder por complicidad en el asesinato de más de 10.000 personas. La anciana huyó el jueves antes de la apertura prevista de su juicio y fue detenida al final de una jornada rocambolesca.
Hasta ahora Alemania, que durante mucho tiempo fue reacia a encontrar a sus criminales de guerra, nunca había juzgado a exnazis tan ancianos. Antes del inicio de su juicio, la acusada había informado a la Justicia de sus intenciones de escaparse, con una carta enviada hace unas semanas al presidente del tribunal, según la revista Der Spiegel.
En la misiva, aseguró que “boicotearía el proceso, (...) ya que sería degradante para ella si participaba en él”, explicó a la AFP el abogado Christoph Rückel, que representa jurídicamente desde hace años a los sobrevivientes de la Shoah. Así mismo, Furchner dijo en un juicio en 1954 que si bien trabajaba en el campo de concentración, desconocía lo que se hacía allá.
Pocas mujeres juzgadas
La acusación reprocha a la nonagenaria haber participado en el asesinato de detenidos en el campo de concentración de Stutthof, en la actual Polonia, donde trabajaba como dactilógrafa y secretaria del comandante del campo, Paul Werner Hoppe, entre junio de 1943 y abril de 1945.
Unas 65.000 personas murieron en el campo, cerca de la ciudad de Gdansk, entre ellos “prisioneros judíos, partisanos polacos y prisioneros de guerra rusos soviéticos”, según la fiscalía. Según Rückel, “ella se encargó de toda la correspondencia del comandante del campo”.
“También mecanografió las órdenes de ejecución y deportación y puso sus iniciales”, aseguró a la cadena regional pública NDR. Tras un largo procedimiento, la justicia estimó en febrero que la anciana era apta para comparecer pese a su edad avanzada. Pero las vistas judiciales deberían limitarse a unas horas diarias.
Setenta y seis años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, la justicia alemana sigue buscando a excriminales nazis aún vivos. Distintas fiscalías alemanas examinan actualmente ocho casos que implican en particular a exempleados de los campos de Buchenwald y Ravensbrück.
Pero aunque Alemania ha condenado en los últimos diez años a cuatro exguardias o empleados de los campos nazis de Sobibor, Auschwitz y Stutthof, ha juzgado a muy pocas mujeres implicadas en la maquinaria nazi, según los historiadores.
La ley alemana había establecido que para juzgar a alguien por los crímenes contra civiles en las Segunda Guerra Mundial había que probar que había cometido un crimen específico contra una persona ya identificada, pero esta obligación fue eliminada hace 10 años, por lo que ahora sólo se necesita corroborar que el sindicado haya trabajado en un campo de concentración con cámaras de gas y que tenga registrados asesinatos de civiles.
La justicia ha analizado los casos de al menos tres otras empleadas de campos nazis, especialmente otra secretaria que trabajaba en Stutthof, pero esta murió el año pasado antes de que el proceso terminara. Unas 4.000 mujeres trabajaron como guardias en los campos de concentración, según los historiadores.
Con información de AFP.