Por primera vez en su historia, Reino Unido cambió de monarca y de primer ministro la misma semana. Una prueba de fuego inédita para Liz Truss, la nueva jefa de gobierno que lideró el país apenas 48 horas bajo el reinado de Isabel II.
El martes, la reina le encargó a Truss, que sucede al conservador Boris Johnson en el cargo de primera ministra, formar un gobierno. El momento fue inmortalizado por una foto, la última imagen oficial de la soberana, que falleció el jueves 8 de septiembre.
“Aprecié grandemente su sabio consejo”, dijo Truss este viernes 9 ante la Cámara de los Comunes. “Ella compartió generosamente conmigo su profunda experiencia de gobierno, incluso en sus últimos días”, añadió.
Pocas horas antes de que muriera la reina, Truss desveló ante el Parlamento un enorme paquete de medidas para hacerle frente a la desbocada inflación, causada en gran parte por el alza de los precios de la energía.
Sin embargo, el debate quedó interrumpido después de que la nueva primera ministra y algunos diputados recibieran mensajes que les informaban que la salud de la reina empeoraba de forma preocupante.
Unas cuatro horas más tarde, el palacio de Buckingham le comunicó a Truss el fallecimiento de la soberana, según Downing Street, dos horas antes de que se informara de ello a la nación y al mundo entero.
Desde Churchill hasta ahora
Truss ha sido la decimoquinta primer ministro en los 70 años de reinado de Isabel II, que empezó con el histórico líder Winston Churchill en Downing Street.
Isabel II tenía apenas 25 años cuando tomó el relevo de su padre en 1952. Como ella misma admitió, Churchill le ayudó a comprender sus obligaciones constitucionales como monarca.
En un contexto de posguerra y en los albores de la Guerra Fría, Churchill le manifestó al Parlamento: “Llega al trono en un momento en el que una humanidad atormentada se encuentra a caballo entre una catástrofe mundial y una edad de oro”.
Al final de su reinado, los primeros ministros confiaban en la gran experiencia de la reina durante sus audiencias semanales y muy privadas con ella.
Una oportunidad que no tendrá Truss, quien inicia su cargo bajo el reinado del nuevo monarca, Carlos III, que en sus décadas como heredero opinó sobre cuestiones políticas, muchas veces de forma polémica.
Este viernes, Carlos III tuvo su primera audiencia con Truss en el palacio de Buckingham.
Por el lado de la predecesora de Johnson, Theresa May, la ex primera ministra elogió a Isabel II por sus “inmensos conocimientos” tras conocer su muerte.
“Era muy precisa en su juicio con respecto a la gente y a menudo podía compartir, si se quiere, bocetos de personas que conocía, personas que había conocido”, dijo.
“A veces se trataba no solo de la persona, sino de una especie de historia de esa persona, de sus experiencias en determinados países, en determinados temas”, añadió.
“Siempre una palabra sensata”
Entre sus muchos primeros ministros, la reina se sentía más cercana a Churchill.
En cuanto a Margaret Thatcher, los archivos desclasificados indican que la monarca estaba indignada por su negativa a imponer sanciones a Sudáfrica durante el periodo de apartheid.
Con Johnson, su relación constitucional fue tensa. Los escándalos en los que él se vio inmerso y que llevaron a sus propios diputados a darle la espalda, afectaron también a la monarca.
En septiembre de 2019, se vio arrastrada involuntariamente en una crisis cuando el Tribunal Supremo dictaminó que la suspensión del Parlamento en el período previo al Brexit se hizo de manera ilegal.
En otra ocasión, tras la muerte de la princesa Diana en 1997, la propia monarquía le debió el mérito a un primer ministro que logró reaccionar con rapidez. Tony Blair se impuso cuando la reina estaba siendo cuestionada por un público furioso ante el fallecimiento de Diana.
Al referirse a Diana como la “princesa del pueblo”, Blair ayudó a canalizar el estado de ánimo nacional y le aconsejó al palacio despojarse de la rigidez constitucional que alejó a la reina del sentimiento de conmoción del público.
Pese a esto, tras el fallecimiento de la reina, tanto Blair como su sucesor laborista, Gordon Brown, homenajearon el sentido de la responsabilidad de la monarca y su amplia experiencia. Así lo hizo también el conservador John Major, que sucedió a Thatcher en Downing Street.
“Siempre estaba muy bien informada”, dijo Major. “Siempre tenía una palabra sabia. Y esas reuniones con la reina eran siempre la mejor parte de la semana de un primer ministro”, añadió.