El terremoto de magnitud 7,8 que sacudió el lunes el sureste de Turquía y el norte de Siria, ya deja más de 3.000 personas muertas. El desastre natural se presentó con tanta fuerza que se sintió incluso hasta en Groenlandia.
En Turquía, donde se registró el epicentro, al menos 1.762 personas murieron, según el último balance comunicado por el servicio de emergencias. Las autoridades añadieron que más de 11.000 personas resultaron heridas.
En Siria, el sismo causó al menos 1.293 muertos y más de 2.400 heridos. El Ministerio de Salud sirio informó de 593 personas muertas y 1.403 heridos en las zonas bajo control del Gobierno en este país en guerra.
Los Cascos Blancos, que operan en las partes de Siria en manos de los rebeldes, indicaron que hubo al menos 700 muertos y más de 1.050 heridos en esos sectores.
El temblor se sintió a las 04:17 hora local y se produjo a una profundidad de 17,9 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). El epicentro se situó en el distrito de Pazarcik, en el sureste de Turquía, a unos 60 km de la frontera siria.
Se registraron unas cincuenta réplicas, entre ellas una de magnitud 7,5 que golpeó la zona nueve horas después, a cuatro kilómetros al sureste de Ekinozu.
En las últimas horas se ha viralizado un video en donde se puede observar el comportamiento poco común de las aves en Turquía minutos antes de que llegara la devastación. En el corto que le da la vuelta al mundo se puede ver a los pájaros volando y realizando sonidos con algo de desespero, como si estuvieran anunciando la llegada del terremoto.
Sin embargo, expertos en instinto animal señalan que los animales no tienen la capacidad de predecir los desastres naturales, pero sí pueden sentirlos primero que los seres humanos, de ahí el comportamiento de nerviosismo previo al desastre.
“Los animales no predicen, tienen sentidos aumentados y perciben con mayor precisión las cosas en comparación con los humanos. Por ejemplo, los animales que usan para detectar explosivos y drogas, los humanos no tenemos esa capacidad de detección”, dice Juan Carlos Murillo, gerente de Respuesta de World Animal Protection.
Este sismo es el más importante en Turquía desde el terremoto del 17 de agosto de 1999, que causó 17.000 muertos, un millar de ellos en Estambul.
Según el vicepresidente turco, Fuat Oktay, se cerraron al menos tres de los aeropuertos del área afectada, Hatay, Maras y Gaziantep.
La nieve y las tormentas que azotan la región impedían el tráfico en otros más, incluido el de Diyarbakir, constató la AFP. En el pueblo sirio de Azmarin, fronterizo con Turquía, Usama Abdelhamid contó que sintió el temblor mientras estaba durmiendo.
“Con mi mujer y mis hijos corrimos hacia la puerta de nuestro apartamento del tercer piso. Cuando la abrimos, todo el edificio se desplomó”, declaró.
La agencia siria SANA difundió imágenes que mostraban importantes destrucciones en varias ciudades, entre ellas Lataquia, en la costa del Mediterráneo, donde se derrumbaron edificios enteros.
También se derrumbaron edificios en Hama, en el centro del país, y en Alepo, la segunda ciudad siria en el norte, donde quedó dañada la famosa ciudadela.
Minuto de silencio en la ONU
La Asamblea General de la ONU guardó un minuto de silencio por las víctimas del terremoto y el secretario general, António Guterres, manifestó su “profunda tristeza”. El Gobierno sirio pidió ayuda a la comunidad internacional, que anunció el envío de ayuda y equipos de rescate.
Fue el caso de la Unión Europea (UE) y de muchos de sus países miembros. También lo hicieron Reino Unido, Israel, India, Azerbaiyán y Ucrania, así como Grecia, rival histórico de Turquía.
El presidente estadounidense, Joe Biden, prometió por su parte “toda la asistencia necesaria”.
Y el mandatario ruso, Vladimir Putin, que mantuvo conversaciones con sus homólogos de ambos países, aseguró que les enviará equipos de rescate.
Otros líderes, como el papa Francisco y el presidente chino, Xi Jinping, hicieron llegar su pésame a las víctimas.
*Con información de la AFP.