El Consejo Constitucional francés aprobó este viernes las medidas clave de la impopular reforma de las pensiones de Macron, como el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030, y censuró algunos puntos menos controvertidos.
La institución garante de la Constitución rechazó además un pedido de la oposición de izquierda de celebrar un referéndum para limitar la edad de jubilación a 62 años, en pleno conflicto social plasmado en meses de protestas masivas.
La reforma de las pensiones es uno de los proyectos legislativos estrella del presidente, Emmanuel Macron, que siempre ha descartado tocar los aspectos más polémicos del texto alegando que es una ley “necesaria” que acerca a Francia al marco regulador de otros países europeos.
Francia vivió el jueves la duodécima jornada de protestas y huelgas contra esta reforma, en la que cientos de miles de personas volvieron a salir a las calles de las principales ciudades.
Las movilizaciones se remontan a enero y los sindicatos ya advirtieron que seguirán con ellas si no hay cambios en algunos de los pilares de la ley, como por ejemplo el aumento de la edad de jubilación de 62 a 64 años.
El Elíseo convocó a los sindicatos para el próximo martes, para una reunión con Macron que quieren celebrar independientemente de la decisión adoptada por el Consejo Constitucional. Ya hubo un primer encuentro con la primera ministra, Elisabeth Borne, que concluyó sin avances.
“La lucha continúa”
Muchos franceses y expertos auguraban una decisión parcialmente favorable del Constitucional. El Consejo siempre tuvo tendencia a “no bloquear las grandes reformas sociales”, explicó Lauréline Fontaine, profesora de derecho constitucional.
Sin embargo, el rechazo de Referendo de Iniciativa Compartida (RIP, por sus siglas en francés) cayó como un jarro de agua fría a los contrarios a la reforma, aunque la oposición de izquierda, que presentó dicha propuesta, ya se lo esperaba.
El jueves presentó una segunda demanda de RIP con una formulación diferente y, a su juicio, con más posibilidades de prosperar. El Consejo Constitucional comunicará su decisión sobre esta el 3 de mayo, indicó en un comunicado.
La tensión sigue presente en las calles. Desde el 7 de marzo, cuando se manifestaron entre 1,2 y 3,5 millones de personas, según las autoridades y la CGT, respectivamente, las marchas son menos numerosas, pero la intensidad amenaza con remontar.
En la mañana del viernes se dieron de nuevo bloqueos en los accesos a Ruán (noroeste) y en una plataforma de alimentos en Estrasburgo (noreste).
Los sindicatos ya habían avisado que, independientemente de la decisión, el conflicto social no se terminaría.
“La lucha continúa”, dijo el líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon. “El destino político de la reforma de las pensiones no está sellado”, aseguró por su parte la ultraderechista Marine Le Pen, a quien la crisis actual beneficia en los sondeos.
Nueva etapa del conflicto
Unas horas antes de conocerse la decisión, Emmanuel Macron propuso a los sindicatos franceses una reunión el martes, indicó la presidencia, como “el inicio de un ciclo (...) que continuará las próximas semanas”.
El mandatario está acusado de haber creado una “crisis democrática” al decidir el 16 de marzo adoptar por decreto su reforma, ante el temor de perder la votación en el Parlamento donde carece de mayoría absoluta desde junio.
Con esta ley, que según el Gobierno busca evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones, el presidente liberal también se juega poder aplicar su programa reformista durante su segundo mandato hasta 2027.
“Mantener el rumbo, ese es mi lema”, dijo este viernes durante una visita de las obras de restauración de la catedral de Notre-Dame en París.
*Con información de AFP y Europa Press.