Diez días después del atroz asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, la primera dama, Martine Moïse, regresó a la isla para darle su último adiós a quien fue su compañero de vida por 25 años.
La primera dama de Haití se encontraba internada en un hospital de Florida (Estados Unidos) para ser tratada tras el disparo que recibió durante la escabrosa madrugada del miércoles 7 de julio. Arribó al país que la vio nacer a bordo de un vuelo privado en la pista del Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture.
El primer ministro Claude Joseph, que ejerce como primera autoridad en Haití tras el asesinato del presidente Moïse, perpetrado por un grupo de mercenarios en la madrugada del pasado 7 de julio, recibió a la primera dama en el salón diplomático. Martine Moïse estaba custodiada por varios guardias de seguridad de nacionalidad extranjera, ella portaba un chaleco antibalas.
Frantz Exantus, secretario de Estado de Comunicación indicó que la primera dama participará en los preparativos del funeral de su esposo, con quien contrajo nupcias en 1996 y tuvo tres hijos. “La primera dama Martine Moïse acaba de llegar a Haití como parte de los preparativos para el funeral nacional del presidente Jovenel Moïse. Fue recibida en AITL por el primer ministro Claude Joseph“, dijo Exantus a través de su cuenta de Twitter.
Esta semana Joseph afirmó que la primera dama participará en el funeral de su esposo.
“El 20 de julio, el Gobierno organizará una jornada de homenaje al presidente de la República. Se llevará a cabo en el Museo del Panteón Nacional de Haití. El velorio se realizará el 22 de julio y el funeral, el 23 de julio en Cabo Haitiano”, dijo en declaraciones recogidas por el medio Le Nouvelliste sobre el cronograma que tienen previsto para despedir al mandatario.
El ministro de Cultura y Comunicación, Pradel Henríquez, confirmó que el viernes se llevará a cabo el funeral en Cabo Haitiano en el marco de la ley y con la aprobación de la familia. En total serán tres ministros los encargados de la logística para rendirle un último homenaje al mandatario, en el marco de un comité que organizaron las autoridades de ese país.
La última vez que la primera dama había aparecido ante la opinión pública fue la noche del pasado miércoles, cuando a través de su cuenta de Twitter publicó dos imágenes de ella internada en un hospital en Estados Unidos, agradeciendo a quienes se han preocupado por su vida y su salud desde el pasado 7 de julio, cuando asaltaron su residencia ubicada en Puerto Príncipe, la capital el país, y mataron a su esposo.
“Gracias a todos los que me están ayudando a orar por mi regreso a la vida. Porque todo el tiempo hospitalizada tuve vida de parte de Dios y los médicos. Todavía no creo que mi marido se haya ido así ante mis ojos sin decirme una última palabra, este dolor nunca pasará”, escribió.
“Gracias por el equipo de ángeles de la guarda que me ayudaron en este terrible momento. Con su toque suave, amabilidad y cuidado, pude sostenerme. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!”, agregó la primera dama.
En las fotografías publicadas por Martine Moïse se aprecia un vendaje en todo su brazo derecho, que resultó lesionado durante el operativo.
En la imágenes de este sábado, a su llegada a Puerto Príncipe, se le vio también con el brazo inmovilizado y con un cambio en su cabello. Cabello corto, vestido negro, collar de perlas, chaleco antibalas y con lágrimas en los ojos, esa es la imagen de Martine que hoy le da la vuelta al mundo.
No ha sido nada fácil lo que le ha tocado vivir a la mujer de 47 años. SEMANA conoció en exclusiva el duro testimonio que les entregó la primera dama de Haití a los agentes del FBI que colaboran en el esclarecimiento del asesinato de su esposo, con fuentes judiciales en Puerto Príncipe.
Martine relata que vio morir a su esposo a su lado, sin poder hacer nada por él. Un grupo de mercenarios irrumpió en su hogar a la una de la madrugada del pasado miércoles 7 de julio y, sin mediar palabra, disparó sin escrúpulo alguno contra el mandatario en reiteradas ocasiones.
Esa madrugada, cuando el presidente escuchó unos disparos en el exterior de la casa, le vaticinó a su esposa lo que iba a pasar: “Cariño, estamos muertos”, le dijo el mandatario.