Luego de más de un mes de haber iniciado el conflicto que deja cerca de 20.000 muertos, los negociadores de Ucrania y Rusia iniciaron este martes conversaciones en Estambul, con la presencia del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y bajo la sombra de las denuncias de que delegados habían sido envenenados en una ronda previa de diálogo.
El mandatario turco llamó a los dos países a “poner fin a esta tragedia”, tras reconocer que “ambas partes tienen preocupaciones legítimas” y que “es posible llegar a una solución que sea aceptable para la comunidad internacional”.
Las conversaciones en Estambul comenzaron luego de que el diario Wall Street Journal informó de que el oligarca ruso Roman Abramovich y negociadores ucranianos fueron envenenados semanas atrás después de unas conversaciones previas.
Abramovich, un multimillonario sancionado por Occidente, y los negociadores presentaron síntomas de intoxicación como ojos rojos y descamación de piel, aunque luego se recuperaron.
Sin embargo, Ucrania le restó importancia a estas informaciones y su ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, indicó que las conversaciones de Estambul se centrarán en mejorar la situación humanitaria, aunque dejó entrever su escepticismo sobre el resultado.
“Si vemos que el tono ha cambiado y que están listos para una conversación seria, sustantiva y un acuerdo equilibrado, entonces las cosas avanzarán”, declaró Kuleba, “pero si es una repetición de su propaganda”, las conversaciones fracasarán, acotó.
Retoman las evacuaciones
Ucrania también anunció el reinicio de las evacuaciones de varias zonas bajo control ruso en el sur del país, incluso desde la ciudad sitiada de Mariúpol, tras un día de suspensión por temor a las “provocaciones” rusas.
Las tropas rusas han rodeado este puerto estratégico y mantienen bombardeos indiscriminados, atrapando a unas 160.000 personas con poco alimento, agua o medicamentos. Pero las fuerzas ucranianas luchan por retener el control.
Al menos 5.000 personas han muerto según un alto cargo ucraniano, quien calcula que la cifra real de muertos podría llegar a 100.000.
“Los entierros se suspendieron hace 10 días por el continuo bombardeo”, declaró a AFP Tetyana Lomakina, una asesora presidencial a cargo de los corredores humanitarios.
El ministerio ucraniano de Exteriores calificó la situación en Mariúpol de “catastrófica”, e indicó que el asalto ruso por tierra, aire y mar hizo “polvo” una ciudad que llegó a tener 450.000 habitantes.
En Mikolaiv, otra ciudad clave en el sur, el gobernador local, Vitaly Kim, dijo que un ataque ruso alcanzó el martes la sede de la administración regional, y los equipos de rescate buscaban a ocho civiles y tres militares bajo los escombros. Periodistas de la AFP en el lugar pudieron ver cómo eran extraídos dos cuerpos sin vida.
“Peligro sin precedentes”
Las autoridades ucranianas aún creen que Rusia quiere tomar Kiev y descartan la idea de que el Kremlin se centrará en la región oriental de Donbás.
Capturar “Kiev equivale a capturar Ucrania, y esa es su meta”, sostuvo la viceministra ucraniana de Defensa, Ganna Malyar, quien insistió en que Rusia “intenta traspasar el corredor alrededor de Kiev y bloquear las rutas de transporte”.
El lunes, los ataques rusos cerca de Kiev dejaron más de 80.000 viviendas sin electricidad, dijeron las autoridades, reiterando el peligro que aún enfrenta la ciudad.
En las afueras de la localidad suburbana de Irpin, un punto clave de acceso a Kiev, periodistas de AFP dijeron haber escuchado el martes el sonido de proyectiles esporádicos, un día después de que Ucrania anunció que la había recapturado.
“En mi opinión, quizás 70% u 80% (de la ciudad) está libre, mientras las afueras están tomadas” por los rusos, declaró Roman Kovalevskyi, un habitante de Irpin de 48 años quien salió en bicicleta a Kiev en busca de provisiones.
Con el estancamiento de los enfrentamientos en tierra y el aumento de las bajas rusas, Moscú parece recurrir a tácticas cada vez más brutales.
Las potencias occidentales han dicho que tienen pruebas de crímenes de guerra, los cuales están siendo investigados por la Corte Penal Internacional.
La fiscal general ucraniana, Iryna Venediktova, dijo que hay pruebas de que las fuerzas rusas han usado bombas de racimo --prohibidas en 2010 por una convención internacional-- en las zonas sureñas de Odesa y Jersón.
Entre tanto, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) viajó a Ucrania “para mantener conversaciones con funcionarios del gobierno” con el fin de proporcionar “asistencia técnica” para garantizar la seguridad de las instalaciones nucleares, según informó el martes la agencia de la ONU.
“El conflicto militar supone un peligro sin precedentes para las centrales nucleares y otros emplazamientos del país”, alertó Rafael Grossi en un comunicado.
*Con información de AFP
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