Un perro con las patas traseras vendadas hasta la cadera gemía de dolor a través de un collar isabelino de plástico, mientras respiraba agitadamente.
Es una de las mascotas y personas que llevan consigo las marcas de su escape del humo y las llamas de los incendios forestales que azotaron a Maui, los cuales cobraron más de 90 vidas y destruyeron a una localidad histórica.
“Hemos visto que llegan animales a nuestro refugio que tienen quemaduras muy, muy graves”, comentó Katie Shannon, directora de mercadotecnia y comunicaciones en la oficina de la Sociedad Protectora de los Animales en Maui. “Hemos visto perros a los que prácticamente se les quemaron las patas hasta el hueso por huir del fuego”.
El incendio forestal más mortífero en Estados Unidos en más de un siglo ha dejado cientos de perros, gatos y otras mascotas extraviadas, heridas o muertas. Alrededor de 3.000 animales en Lahaina continúan desaparecidos, de acuerdo con la Sociedad Protectora de los Animales de Maui, que en estos momentos trata de reunir a las mascotas con sus dueños y atender a muchos de los animales que llegaron a las clínicas envueltos en cobijas que les cubrían sus heridas.
“Hemos recibido pollos, tortolitos, conejillos de indias, conejos, perros, gatos”, dijo Shannon. “Incluso tenemos un cerdo”.
Alimentados por la hierba seca y avivados por los fuertes vientos de un huracán cercano, los incendios alcanzaron una velocidad de hasta 1,6 kilómetros (1 milla) por minuto en una zona, lo que obligó a la población a salir a toda prisa en angustiosos escapes que más tarde contaron a sus familiares, quienes esperaban agonizantes para tener noticias de ellos.
Los relatos de los animales, sin embargo, los cuentan las heridas que sufrieron.
Un gato llegó con el pelaje quemado y manchas de quemaduras en las patas. Un pollo necesitó que se le envolvieran ambas patas chamuscadas en cinta médica.
Un trabajador de la clínica utilizó pinzas quirúrgicas para retirar delicadamente los escombros de las patas de un perro, mientras otro veterinario le sostenía la cabeza, le acariciaba el cuello con el pulgar y le hablaba tranquilamente al oído.
Esos fueron los afortunados. En una calle de Maui se encontró el cadáver carbonizado de un perro.
A medida que el humo se disipa y las autoridades revisan la magnitud de la pérdida y destrucción, los defensores de los derechos de los animales trabajan con el Departamento de Policía de Maui para ingresar a la zona afectada para buscar animales extraviados, lesionados o muertos.
“A medida que esas zonas sigan ampliándose”, dijo Lisa Labrecque, directora general de la Sociedad Protectora de los Animales de Maui, en una rueda de prensa el lunes, “podremos ampliar el alcance de nuestros servicios”.
Se han colocado decenas de recipientes repletos de comida y agua para sacar a los animales asustados de sus escondites y poder rastrearlos y transportarlos a un refugio, donde el personal veterinario atiende tanto las lesiones por quemaduras como los casos de inhalación de humo.
A los animales encontrados se les revisa su identificación y se les busca un microchip para poder contactar a sus dueños. La oficina de la Sociedad Protectora de los Animales de Maui ha pedido que no se traslade ni se incinere a los animales fallecidos para poder catalogarlos y comprobar su identificación.
“Pero esto apenas es el comienzo”, señaló Shannon. “La gente necesita entender que estamos en medio de esto. Y, como saben, vendrá una dura realidad”.
*Con información de AP.