Unas grabaciones en poder del gobierno de Turquía en la que conversan Mohamed al Otaibi, cónsul de Arabia Saudita en Estanbul, y varios interlocutores desconocidos serían la clave para establecer qué le sucedió al periodista Jamal Khashoggi. Khashoggi, desaparecido desde el martes 9 de septiembre, fue asesinado en el consulado saudita en Estambul, según confirmo ese país. El periodista, antiguo colaborador del régimen pero crítico con el poder de Riad y que colaboraba con medios como el Washington Post, había ingresado a la embajada de su país con la intención de pedir un permiso para su matrimonio con su novia turca pero nunca volvió a salir. Le puede interesar: El supuesto asesinato de un periodista que tiene contra las cuerdas a Arabia Saudita La búsqueda de Khashoggi puso a gran parte del mundo patas arriba por cuenta de las tensiones entre Turquía, Arabia Saudita y su aliado Estados Unidos. Los audios que registraron los últimos momentos del periodista — Hazlo fuera. Me vas a meter en un problema. — Cállate. Si quieres seguir con vida cuando vuelvas a Arabia Saudí, cállate. En la conversación en idioma árabe, el primero en hablar es  el Cónsul de Arabia Saudí en Estambul, Mohamed al Otaibi, que se dirije a una persona sin identificar y que habría sido uno de los verdugos de Khashoggi. En una de las grabaciones también se escuchan claramente golpes, y gritos. Después de la muerte, el periodista habría sido desmembrado por Salah al Tubaigy, jefe forense de los servicios de seguridad saudíes, que había viajado a  Estambul con esta única misión. En un momento de la grabación se escucha al forense Al Tubaigy decir: — Pónganse los cascos y escuchen música. Cuando hago esto, escucho música. Así se rebaja la tensión. Tras estudiar los audios,  los investigadores piensan que antes de la muerte fue interrogado y torturado por cerca de siete minutos. El rotativo turco Yeni Safak, de línea oficialista, escribió una nota en la que sostiene que a Khashoggi “le cortaron los dedos de la mano” mientras aún estaba vivo y finalmente fue “degollado”. Por su parte, el periódico oficialista Sabah tildó el jueves al funcionario de seguridad saudí Maher Abdulaziz Mutreb, que forma parte del entorno del príncipe Salmán, como "el jefe del equipo de ejecución" y dio detalles de sus movimientos el día en que Khashoggi desapareció. Con  tiempos precisos basados en imágenes de cámaras de seguridad, el periódico informó que Mutreb ingresó en el consulado más de tres horas antes de que Khashoggi entrara al edificio. En las imágenes, Mutreb fue visto fuera de la residencia del cónsul, más tarde cerca de la misión saudí con una "gran valija", y finalmente en el aeropuerto. La presencia de Mutreb, así como otros miembros de los servicios de seguridad que responden a Bin Salmán, complica la versión oficial de Riad que asegura ignorar qué sucedió con el colaborador del Washington Post. De acuerdo a estas versiones, pasadas dos horas desde su ingreso, 15 hombres salieron del consulado, para abandonar Turquía y retornar a su país a través de Egipto y Emiratos Árabes Unidos. Estas grabaciones habrían sido filtradas a medios del país por orden gubernamental y a algunos periodistas y agencias de inteligencia internacionales que están colaborando con el caso. Sin embargo el gobierno turco ha desmentido "algún tipo de grabación sonora" sobre lo ocurrido al periodista. "Está fuera de cuestión que Turquía proporcione algún tipo de grabación sonora a (el secretario de Estado estadounidense Mike) Pompeo o a cualquier otro responsable estadounidense", declaró el ministro turco de Exteriores Mevlut Cavusoglu, dos días después de una visita de su homólogo norteamericano a Ankara. La cadena ABC News, citando a un funcionario turco, reportó que durante su visita a Turquía el secretario de Estado Mike Pompeo escuchó el audio y leyó las transcripciones. Algo que él negó. "No he visto ni escuchado ninguna grabación. No he visto ninguna transcripción", dijo a periodistas durante un viaje por América Latina. Mientras tanto el presidente estadounidense, Donald Trump, reveló el jueves que Khashoggi "parece estar" muerto y advirtió sobre las consecuencias "muy graves" para Arabia Saudita en caso de que se demuestre que es responsable. "Me parece que ese es el caso. Es muy triste", respondió Trump a los periodistas cuando se le preguntó si creía que Khashoggi, quien desapareció hace más de dos semanas, ya no está vivo. Consultado sobre la eventual respuesta de su gobierno hacia Riad, acusada de asesinar al columnista del Washington Post crítico del régimen saudí, Trump aseguró: "Tendrá que ser muy severa. Es algo malo, malo". Esto marcó un endurecimiento del tono por parte de la administración Trump, que se ha mostrado renuente a culpar a Arabia a pesar de la creciente evidencia de que agentes saudíes mataron y desmembraron a Khashoggi en el consulado de su país en Estambul el 2 de octubre. Apenas unas horas antes, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, declaró que le había dicho a Trump que habría que darle a Arabia "unos días más para completar" una investigación. Sólo entonces "podemos tomar decisiones sobre cómo o si Estados Unidos debería responder", había señalado Pompeo. Cuatro prominentes grupos de derechos humanos y libertad de prensa instaron el jueves a Turquía a solicitar una investigación de Naciones Unidas para prevenir un "encubrimiento" del presunto delito. El Comité para la Protección de los Periodistas, Human Rights Watch, Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras señalaron que una investigación establecida por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aclararía el asunto. Puede escuchar: ¿Un mundo de locos? Pero Estados Unidos, el más poderoso aliado de los saudíes, les ha dado en repetidas ocasiones a los miembros de la realeza saudí el beneficio de la duda, con Trump y otros altos funcionarios enfatizando que la relación entre ambos países no puede ponerse en riesgo. Trump ha elogiado las compras masivas de armas sauditas, mientras que Pompeo insistió en recordar el jueves la "larga relación estratégica de Washington con el reino de Arabia Saudita". Los saudíes "continúan siendo un importante socio antiterrorista (...) También debemos ser conscientes de eso", dijo. ¿Quién es Khashoggi? Jamal Khashoggi, alto, con gafas, y que portaba perilla o barba incipiente y canosa, nació el 13 de octubre de 1958 en la ciudad santa de Medina, al oeste de Arabia Saudita. En 1982, obtuvo un diploma de gestión en la universidad de Estado de Indiana, en Estados Unidos. Trabajó para diarios saudíes, entre ellos Saudi Gazette y Asharq al Awsat, y cubrió el conflicto en Afganistán. Nunca combatió junto a los muyaidines en guerra contra los soviéticos, pero sí hizo suya su causa, financiada por la CIA estadounidense y los servicios secretos saudíes. Khashoggi había entrevistado a Bin Laden en Afganistán y en Sudán, pero en los años 1990 se había distanciado del jefe de Al Qaida cuando éste abogó por la violencia contra Occidente. Más tarde, ocupó cargos de responsabilidad en diarios saudíes. Considerado demasiado progresista, en 2003, al cabo solamente de 54 días, fue obligado a dimitir como jefe de redacción del diario saudí Al Watan. Sobrino del célebre traficante de armas Adnan Khashoggi, Jamal procede de una gran familia saudí, con lejanos orígenes turcos. Durante tiempo mantuvo relaciones ambiguas con el poder saudí, pues ocupó cargos de consejero en Riad y en Washington. El multimillonario príncipe Al Walid bin Talal, le había confiado la dirección de Alarab, gran canal de información. Pero este proyecto, que debía ser lanzado en 2015 desde Bahráin, jamás vio la luz tras una prohibición de las autoridades de Manama, cercanas a Riad. El propio príncipe Al Walid fue detenido entre noviembre de 2017 y enero de 2018 en el hotel Ritz-Carlton de Riad con decenas de personalidades acusadas de "corrupción" por una comisión presidida por el príncipe heredero. Desde septiembre de 2017, en una tribuna publicada por el Washington Post, Jamal Khashoggi escribía: "Cuando hablo de miedo, de intimidación, de detenciones, de humillaciones públicas de intelectuales y dirigentes religiosos, y que digo que soy de Arabia Saudita ¿están ustedes sorprendidos?". También criticó la implicación saudí en la guerra de Yemen o el embargo impuesto al vecino Catar, acusado por Riad de apoyar a los Hermanos Musulmanes y de cercanía con Irán. En su última columna en el Washington Post, Jamal Khashoggi había elogiado a Catar, en comparación con sus vecinos que intentan "mantener el control de la información para apoyar al antiguo orden árabe". *Con información de AFP.