La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos evidenció el pánico de muchos norteamericanos frente a los daños que su gobierno podría infligir sobre la democracia del país, sus instituciones y los principios que ha promovido en el mundo desde el final de la II Guerra Mundial. Sin embargo, sus fervientes seguidores continuaron imperturbables en su apoyo. Trump mismo afirmó que podría salir a la calle con un revólver y comenzar a disparar sin que sus seguidores lo abandonaran. Hasta el momento, ha tenido razón.Sin embargo, la semana pasada se comenzó a percibir un cambio en esa percepción. La aprobación de su polémico presupuesto evidenció que puede llegar a ser el primer gobernante que llega al poder a cumplir exactamente con lo que prometió. A pesar de esto, o quizás por esta razón, Trump es hoy el presidente más impopular de la historia: tan sólo el 38 por ciento de la población tiene una imagen positiva de él, el porcentaje más bajo entre los presidentes, al comienzo de sus períodos, en los últimos treinta años. El magnate dejó ver esta semana que sus obsesiones pueden llegar a ser determinante para el rumbo del planeta. Estos son algunos de los puntos más preocupantes.Puede ver: Las astronómicas cifras del aumento que propone Trump para el presupuesto militar de EE.UU. La toma de los militaresSus nombramientos en materia de seguridad produjeron desconcierto en varios círculos. Después de haber dicho que él sabía más sobre ISIS que todos los militares, terminó nombrando a muchos: no sólo el Secretario de Defensa es un General con cuarenta y cuatro años en el servicio militar, sino que el Secretario de Seguridad Nacional (Homeland Security) es un General retirado, autodenominado “experto” en seguridad fronteriza, quien ha expresado preocupación por los retos que los inmigrantes ilegales que vienen de México y Centroamérica le pueden traer al país, y el peligro de que por las rutas de entrada de dichos inmigrantes se cuelen terroristas.Así mismo, el Secretario del Interior sirvió por más de veinte años en las fuerzas especiales de la marina, antes de hacerse elegir para la Cámara de Representantes. El Director de la CIA sirvió como capitán del ejército, previo a su elección al Congreso, desde donde atacó a Hillary Clinton agresivamente por la embestida terrorista a la Embajada de los Estados Unidos en Benghazi. Como asesor, Trump había nombrado a otro General retirado,Flynn, quien tuvo que renunciar después del escándalo que se produjo por haber mentido sobre sus contactos con el Embajador de Rusia y otros funcionarios de ese país.Recomendamos: Wall Street, los únicos beneficiados con Trump Un Gabinete de Wall Street y de “millonarios ignorantes”En el caso de los civiles nombrados, se ha criticado que muchos vienen de trabajar para Wall Street, especialmente para la firma Goldman Sachs. El nuevo gabinete de Trump suele tener tres características: forman parte del grupo de millonarios del país, tienen cero experiencia de gobierno y no conocen el área bajo su liderazgo o, incluso, quieren borrar de un plumazo las políticas y programas de la institución bajo su mando.Por ejemplo, Rick Perry, precandidato a la Presidencia, fue nombrado Secretario de Energía, a pesar, o quizás porque en uno de los debates expresó que de llegar a ser Presidente, acabaría con varias agencias del Estado, entre ellas ese departamento. El Secretario de Protección Ambiental fue fiscal general de Oklahoma, estado productor de gas y petróleo. Desde ese cargo demandó varias veces a esa agencia para tratar de tumbar el Plan de Energía Limpia. El director del Sierra Club declaró al New York Times que ese nombramiento era como “encargar a un pirómano de la apagada de incendios”. La Secretaria de Educación no conoce las escuelas públicas pero defiende un programa de cupones para que los niños pobres puedan acceder a escuelas privadas. Esto no tendría mayor problema, excepto que el presupuesto para los cupones saldrá de los recursos, bastante menguados, para las escuelas públicas. La obsesión con ObamaDesde su posesión, Trump se ha mostrado obsesionado con su antecesor. Esa obsesión puede haber surgido no sólo de los ataques que el anterior Presidente le propinó durante la campaña y de su defensa de la candidata demócrata y ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton, sino muy especialmente de la comparación de las multitudes que acompañaron a Obama durante su posesión, muy superiores a las que salieron para observar la de Donald Trump.Las fotos que entregó el servicio de parques a la prensa, en las que se comparaban directamente los tamaños del público, enfurecieron al nuevo Presidente, quien aun así siguió sosteniendo que su público había sido muy superior al de los últimos diez jefes de Estado.Sugerimos: Trump, los republicanos, y la obsesión con abolir el sistema "Obamacare" El desgaste del Obama CareLos primeros 100 días de este gobierno estarán marcados por el escándalo, los errores del propio Trump, sus pronunciamientos mentirosos y las equivocaciones de sus asesores más cercanos. Lo anterior ha comenzado a afectar el apoyo que le vienen dando los republicanos, quienes también se están desgastando en el Congreso, por la prioridad que le están dando al desmonte del programa de salud del anterior gobierno, conocido como “Obamacare”. Se están enredando y no se ponen de acuerdo sobre cómo hacerlo. Si tumban ese programa, se calcula que 24 millones de norteamericanos pobres o de clase media serán afectados gravemente en su acceso a los programas de salud.Puede leer: Putin y Rusia sí buscaron ayudar a Trump en las elecciones El factor Rusia y las acusaciones contra ObamaOtra de las mayores razones para el desgaste del nuevo gobierno ha sido la de los contactos entre varios de los asesores cercanos de Trump durante la campaña, algunos de ellos nombrados para la Casa Blanca, y el gobierno de Rusia, quien penetró en los computadores del director de la campaña de Clinton y distribuyó varios documentos a través de Wikileaks. Se ha comprobado que el régimen de Vladimir Putin trató de afectar la campaña presidencial norteamericana en favor de Trump. En ese momento los contactos de varios de sus asesores con los rusos fueron evidentes y hay sospechas de colisión.Se dice que el FBI, quien monitorea las comunicaciones de la Embajada Rusa y de funcionarios del Kremlin, tiene pruebas de lo anterior. Ese hecho ha llevado, recientemente, al Presidente Trump a afirmar, sin ninguna prueba, que Obama ordenó que pincharan los teléfonos de su casa y oficinas en la torre de Nueva York. En este país, un Presidente no puede dar ese tipo de órdenes. La insistencia de Trump en la mentira ha llevado a que, incluso, los líderes republicanos del Congreso lo contradigan y afirmen que no existen pruebas o indicios sobre la validez de esa afirmación. Por último, el vocero de la Casa Blanca salió con el cuento de que los servicios secretos ingleses se habían hecho cargo de la pinchada, con el fin de que no quedaran huellas que condujeran a Obama. Por supuesto, los ingleses no demoraron en calificar esa acusación como ridícula y a exigir una rectificación inmediata del gobierno norteamericano. Lo que Revela la Propuesta de PresupuestoLos presupuestos son una ventana para analizar las prioridades de los gobiernos. La administración de Trump acaba de presentar al Congreso y al país las líneas fundamentales del que sería el suyo. Hay que comenzar por reconocer que Trump está cumpliendo su promesa de no afectar el programa de salud de Medicare o el programa del Seguro Social.También está tratando de cumplir sus promesas de fortalecer las fuerzas armadas. Para ello propone un incremento en el presupuesto de defensa del 9 por ciento, o sea 52 billones de dólares, para alcanzar un total de 639 billones, a costa de los presupuestos de los departamentos que prestan servicios sociales para los pobres y las comunidades rurales, que disminuirán.La suma tan alta para defensa, en palabras de la administración, sería invertida principalmente en lograr unas fuerzas militares más fuertes, en lugar de ser gastada en operaciones de combate. Sin embargo, se calcula que cientos de tropas adicionales deberán ser enviadas a Siria y quizás miles más a Afganistán. La propuesta de presupuesto, todavía, no incluye información específica sobra las líneas de gastos en defensa o en las inversiones en equipos. Es el aumento, en términos absolutos y porcentuales, más alto.Tan sólo otros dos departamentos verían aumentar sus presupuestos: Homeland Security, o Departamento de Seguridad Nacional, (7 por ciento) y Asuntos de Veteranos (6 por ciento). En Homeland Security los recursos adicionales estarían dirigidos a la contratación y pago de 500 nuevos patrulleros en las fronteras y 1000 nuevos oficiales de inmigración y aduanas. Por supuesto, también se incluyen recursos para el inicio de la construcción del famoso muro propuesto por Trump en la frontera con México, una de sus absurdas propuestas y obsesiones.Los demás departamentos, incluido el propio Tesoro, disminuirían sus presupuestos en porcentajes variados, desde 1 por ciento en la NASA, la agencia de investigaciones y vuelos espaciales, hasta 31 por ciento en la Agencia de Protección Ambiental. El presupuesto para el Departamento de Salud y Recursos Humanos disminuirá casi 18 por ciento. El de Educación verá mermados sus recursos en 13 por ciento, porcentaje calificado como dramático, si se tiene en cuenta que disminuirá o eliminará programas de entrenamiento para maestros, programas para los niños después de los horarios escolares y los auxilios para estudiantes universitarios pobres.Está disponible: Trump endurece condiciones para entrada de colombianos a EE. UU. ¿En qué queda la ayuda a Colombia para el posconflicto?
La disminución, en el presupuesto planteado para el Departamento de Estado, será substancial, 29 por ciento. Necesariamente habrá grandes recortes en personal y en los programas de ayuda externa.La asistencia prometida por el gobierno de Obama a Colombia, 450 millones de dólares, para ayudar a financiar el Fondo para la Paz, puede sufrir sustanciales recortes. Se suponía que estos recursos iban a ser aprobados este año. Si no lo fueron, queda un largo y difícil camino para defenderlos.En primer lugar, el Embajador Pinzón está próximo a retirarse para participar en la campaña presidencial. Un nuevo Embajador, normalmente, requiere tiempo para conectarse y asumir las riendas. Con la Administración Trump será más complicado, por el estilo de la Casa Blanca, y porque en el Departamento de Estado todavía no se han nombrado los subsecretarios y el alto personal de asesores que acompañarán a Rex Tillerson.El Presidente Santos deberá reflexionar cuidadosamente sobre el perfil y calidades del nuevo Embajador en Washington. Con su experiencia internacional, sabrá escoger un buen representante para esta coyuntura. De todas maneras, no sobra decir que la persona nominada deberá hablar muy bien inglés, tener experiencia diplomática y, ojalá, conocer de antemano algunos altos funcionarios de la Administración Trump.Es una lástima grande que la candidatura de Anne Patterson como subsecretaria de defensa no haya prosperado, ya que ella sirvió como Embajadora de EEUU en Colombia y conoce bien el país y a muchos colombianos.El apoyo del gobierno de Obama al proceso de paz y de negociaciones con las FARC fue muy decidido. Queda por ver si el Presidente Trump lo acogerá con el mismo entusiasmo, y si los recursos de ayuda para Colombia se mantienen. Trump y Santos ya conversaron telefónicamente. El contenido de dicha conversación no ha sido conocido aquí. Lo que se sabe, de acuerdo con la prensa norteamericana, es que el único país que no verá afectada la ayuda de Estados Unidos será Israel, que recibe 3.100 millones de dólares anuales. Los presupuestos para bancos multilaterales y organismos internacionales disminuirán. Lo anterior podría afectar sensiblemente a Colombia, sobre todo si los aportes para las fuerzas de paz de Naciones Unidas, que están acompañando el proceso de paz y la reubicación y entrega de armas por parte de las FARC, disminuyen.Todavía queda la esperanza de que el Congreso norteamericano, a pesar de tener mayoría republicana, modifique sustancialmente la propuesta del gobierno de Trump. El proyecto del gobierno deberá pasar por las comisiones de presupuesto del Senado y la Cámara, por las comisiones de apropiaciones y por varias subcomisiones sectoriales. Los congresistas conocen las necesidades de sus regiones y durante sus campañas para la elección hicieron promesas que tratarán de cumplir. En palabras de varios congresistas, “el gobierno propone pero el Congreso dispone”.