Cuando el señalado testaferro de Nicolás Maduro, Álex Saab, fue dejado en libertad por parte de Estados Unidos, el propio Maduro agradeció directamente al emir de catar, Tamim bin Hamad Al Thani, por las gestiones que hizo para la excarcelación de quien es señalado como su testaferro.
Que el líder del régimen venezolano mencionara al emir catarí no fue un asunto en vano. La diplomacia de ese país fue determinante para la interlocución entre Estados Unidos y Venezuela que resultó en el intercambio de presos: la Casa Blanca dejó en libertad a Saab a cambio de que el Palacio de Miraflores soltara a 36 presos políticos, entre los que había una decena de ciudadanos estadounidenses.
Catar ayudó a la mediación entre Estados Unidos y Venezuela, y esos acercamientos entre el régimen de Maduro y la potencia petrolera no son un asunto aislado. Maduro ya suma varios encuentros con Tamim bin Hamad Al Thani o de emisarios de su gobierno con la administración del país árabe: recibió una visita oficial en Caracas en septiembre de este año, también en junio de este 2023 hubo otra cita de sus emisarios en Doha y en junio de 2022 tuvo una visita oficial a Catar.
Es más, el viceprimer ministro Mohammad Bin Abdulrahman Al-Thani estuvo en Caracas en marzo de ese mismo año en medio de las movidas de Catar para ser un actor clave de la política internacional.
Pero la crucial de esas tres fue la que tuvo lugar a mediados de este año, en la que se conoció públicamente que Estados Unidos y Venezuela estaban reunidos en ese país árabe gracias a la intermediación del emir.
Las intermediaciones fueron de tan alto nivel, que comprometieron al presidente de la Asamblea Nacional (de carácter oficialista y no reconocida por la oposición) Jorge Rodríguez, quien además de ser de los políticos más poderosos del régimen, es familia de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, junto al asesor del presidente Joe Biden para los asuntos latinoamericanos, Juan González.
En septiembre, cuando ya habían avanzado los contactos de la administración de Maduro con la comunidad internacional con miras a conseguir el llamado a elecciones democráticas para 2024, el propio Nicolás Maduro recibió al ministro de Estado para Asuntos Exteriores de Qatar, Sultán Bin Saad Al- Muraikhi, en el Palacio de Miraflores.
Nicolás Maduro tiene claro que la liberación de Álex Saab no fue solo obra de su gobierno, sino que necesitó todo un engranaje internacional para sellar el intercambio de presos a tal punto que terminó agradeciendo al líder negociador de la oposición, Gerardo Blyde, por interceder en el proceso.
Y hablar de Blyde lleva directamente a Barbados, el país que viene siendo sede del grupo de contacto entre el régimen y la oposición para buscar una salida democrática a la crisis de Venezuela. Allá mismo habían firmado un acuerdo para la liberación de presos desde octubre de 2023.
La agenda diplomática entre Estados Unidos y Venezuela es ambiciosa y cada una de las partes está intentando sacarle provecho. La Casa Blanca cedió a entregar a Álex Saab, quien para Maduro era la joya de la corona por la información que maneja (y hasta administra) de los negocios del régimen, pero Estados Unidos también persigue otros objetivos, como el llamado a elecciones democráticas para 2024.
Por eso, lo que suceda el próximo año en Venezuela y qué tantas garantías dé Nicolás Maduro para la participación de la oposición en los comicios será determinante para definir el resultado del experimento de los acercamientos diplomáticos con el chavismo.
El próximo punto de inflexión puede ser el futuro político de María Corina Machado, quien hoy está inhabilitada para participar en los comicios, pese a que ganó las elecciones primarias opositoras.