Los ojos del mundo están puestos sobre Ucrania luego de que por orden del presidente de Rusia, Vladimir Putin, invadiera militarmente a esa nación. La guerra esta próxima a cumplir 20 días y pese a las sanciones económicas que se le han impuesto a Rusia, este no da su brazo a torcer y sigue adelante con el objetivo de apoderarse de Ucrania.
Por su parte, el presidente de los ucranianos, Volodímir Zelenski, sigue en la nación y asegura que no se van a rendir; incluso, ha manifestado que pone su vida en juego para poder alcanzar la libertad que tanto han soñado como nación.
En medio del conflicto, miles de mujeres y niños han abandonado la nación; muchos de ellos han muerto intentando huir de los bombardeos rusos que se han convertido en el diario vivir de sus compatriotas.
Se cree que uno de los objetivos principales de Las Fuerzas Armadas de Rusia es sitiar y dominar los puntos más estratégicos del Gobierno ucraniano, como lo son las plantas de energía nuclear.
La intenciones de Rusia han sido evidentes, luego de que un bombardeo ruso provocara un incendio en la noche del jueves 3 de marzo y comienzos del viernes en la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, a orillas del río Dniéper.
Tras el ataque, se generó un gran incendio en una oficina administrativa, que se mantuvo activo durante varias horas; luego de controlar las llamas, las tropas de Rusia tomaron la central y el personal garantizó “su correcto funcionamiento” con los niveles de radiación “estables”.
La planta nuclear de Zaporiyia alberga seis de los 15 reactores que suministran energía a toda Ucrania. En esta nación hay cuatro centrales nucleares activas que suplen cerca de la mitad de la electricidad que consume el país, y varios depósitos de residuos radiactivos, como el de Chernóbil.
Los 15 reactores se reparten en cuatro centrales nucleares: Jmelnitski (2), Rivne (4), Ucrania Sur (3) y Zaporiyia (6), según los últimos datos del operador ucraniano Energoatom. Es importante mencionar que Rusia, en su primer día de invasión a Ucrania, ya se apoderó de la central nuclear de Chernóbil, lo que hace que, hasta el momento, el Kremlin tenga en su poder dos centrales nucleares.
Es por todo esto que en el mundo se ha hablado de la posibilidad de una guerra nuclear que traería consecuencias negativas para todos los países del mundo.
En dado caso de que este panorama se hiciese realidad y que el conflicto en Ucrania escalara a uno nuclear entre Estados Unidos y Rusia, al usarse tan solo 4.400 bombas de 100 kt (kilotones, equivalentes a miles de toneladas de TNT) estas inyectarían a la estratosfera 150 millones de toneladas de aerosoles. Según explica Infobae, esto disminuiría la radiación solar y la temperatura del mar bajaría 6,4 ℃.
Esto ocasionaría que la producción de alimentos disminuya un 80 % a nivel global. Dichas reducciones incrementarían en la zona templada del hemisferio norte, donde llegarían al 99 %. Además, se cree que fallecerían al menos 770 millones de personas tras las bombas. Cabe mencionar que muchas de ellas serían vaporizadas.
Además, a algunos expertos les preocupa que falle el suministro eléctrico que necesitan las plantas nucleares en Ucrania para funcionar. Si hay cortes en los suministros y fallan los generadores de reserva, podría fallar el sistema de refrigeración, hecho que podría provocar un accidente que pueda liberal material radiactivo.
Por otra parte, los ecologistas de Greenpeace advierten que “si la contención fuera destruida por explosiones y el sistema de enfriamiento fallara, la radioactividad tanto del reactor como de la piscina de combustible podría escapar libremente a la atmósfera.
Es importante mencionar que el Gobierno de Rusia señaló el pasado 10 de marzo que una guerra nuclear es “imposible”, ya que “significaría el fin de la civilización”, en palabras del director adjunto del Departamento de No Proliferación y Control de Armas del Ministerio de Exteriores, Igor Vishnevetski
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