El tema del desarrollo de armas nucleares para la China de Xi Jinping nunca ha sido algo ajeno para él, ya que desde su llegada al poder desde hace más de una década ha mostrado su serio interés de convertir a su nación en una potencia atómica. Prueba de esto es que a tan solo 19 días de haber asumido el cargo como máximo líder del gigante asiático, el mandatario pidió a los generales militares de su Ejército supervisar el desarrollo y la preparación de misiles nucleares con un solo fin: preparar a China para una posible guerra de esta índole.
Aun así, públicamente el líder chino ha evitado referirse sobre cuestiones nucleares, o ha preferido hablar muy vagamente sobre el asunto. Pero en contraste, sus acciones y comentarios parecen ser prueba suficiente de una orden directa para el reforzamiento de armas atómicas y su acumulación de parte del Ejército chino.
Con esto en mente, los estrategas militares chinos ven a las armas nucleares no solo como un escudo defensivo, sino también como una espada potencial para intimidar a sus rivales en todo el mundo. El rápido crecimiento del arsenal atómico chino bajo el mandato de Xi ha llevado al país a acercarse a las grandes potencias nucleares como Estados Unidos y Rusia, líderes indiscutibles en este rubro.
Se estima que China posee alrededor de 500 ojivas nucleares en la actualidad, pero con el ritmo de expansión actual del gobierno de Xi Jinping, podría alcanzar unas 1.500 para 2035, aproximadamente el mismo número que los gobiernos de Estados Unidos y Rusia poseen actualmente. Siendo esta un arma más mediática, incluso, que de ataque, para poder posesionar sus intereses dependientes de su conveniencia.
Esta expansión del arsenal nuclear chino plantea importantes desafíos para la seguridad internacional y para las relaciones entre China y otras potencias nucleares. En particular, las crecientes opciones nucleares de China podrían influir en el futuro de Taiwán, un tema de gran importancia para Beijing y que ha generado tensiones con Estados Unidos, ya que el gobierno de Xi Jinping pareciera tener serias intenciones de invadir.
El presidente Xi ha dejado claro que China considera su fuerza nuclear como una poderosa herramienta de disuasión estratégica, especialmente en lo que respecta a Taiwán. Porque el régimen asiático considera que a través de esta intimidación pueda evitar intervenciones estadounidenses, esto con tal de que Estados Unidos quiera evitar cualquier combate a gran escala con las destructivas armas.
Para respaldar su ambición nuclear, Xi Jinping dio un giro a su Segundo Cuerpo de Artillería en la Fuerza de Cohetes, una rama militar elevada al mismo nivel que el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea. Además, aumentó significativamente el número de brigadas y lanzadores de misiles, así como el desarrollo de tecnologías hipersónicas para evadir sistemas de detección.
Si se llegase a desembocar un conflicto por la isla de Taiwán, Estados Unidos podría enfrentarse a decisiones difíciles sobre cómo responder a las capacidades nucleares de China y cómo proteger a sus aliados en la región. Esta situación plantea importantes desafíos para la estabilidad y la seguridad en Asia, así como destaca la necesidad de un diálogo y una diplomacia efectivos entre las potencias nucleares para evitar una escalada de tensiones y conflictos.
El aumento de la capacidad nuclear de China también ha generado preocupación en Washington y otras capitales occidentales, que temen una carrera armamentista y una mayor inestabilidad en la región. Esto ha llevado a un intenso debate sobre cómo responder a la creciente influencia de China y cómo mantener un equilibrio de poder en Asia-Pacífico.
Además, la expansión del arsenal nuclear de China ha planteado preguntas sobre el futuro de los tratados de control de armas y sobre cómo garantizar la estabilidad y la seguridad en un mundo multipolar. Mientras que algunos defienden una mayor cooperación y diálogo entre las potencias nucleares, otros abogan por un enfoque más combativo y una mayor inversión en capacidades militares.
En última instancia, el aumento de la capacidad nuclear de China plantea serias preguntas sobre el futuro de la seguridad internacional y sobre cómo evitar una escalada de tensiones y conflictos en la región. Requiere un enfoque cuidadoso y estratégico por parte de todas las partes involucradas para garantizar la estabilidad y la seguridad a largo plazo.