Yuri Mykhailin, un jubilado de 80 años, está decidido a participar en la defensa de Kiev pese al anuncio de Moscú de que retira tropas desplegadas en la frontera ucraniana. “Quiero proteger mi familia, mis hijos y mis nietos”, dice secándose las lágrimas.
Según una investigación publicada el martes por un Instituto Nacional de Sociología, cerca del 60 % de los ucranianos se dicen dispuestos a “resistir” en caso de una agresión rusa. La parte de quienes están preparados para tomar las armas aumentó a 37,3 % frente a 33,3 % en diciembre. “Así, la victoria será nuestra”, asegura el jubilado.
Desde la anexión de Crimea en 2014, el ejército ucraniano enfrenta a los separatistas prorrusos apoyados por Rusia en el Este, un conflicto que ha causado más de 14.000 muertos y 1,5 millones de desplazados.
Pero la concentración de más de 100.000 militares rusos en la frontera y las maniobras realizadas en varias partes, incluso en Bielorrusia, a unas horas por carretera de Kiev, alimentaron los temores de una inminente invasión.
Ejercicios con kalashnikov en Lviv
Estados Unidos, que no ha cesado de alertar desde el fin de semana pasado de que la agresión podría ocurrir “en cualquier momento y sin advertencia”, cerró el lunes su embajada en Kiev. El personal diplomático fue desplazado a Lviv, en Ucrania occidental, a 470 kilómetros de Kiev, cerca de Polonia.
“Quisiera reiterar que se trata de una mudanza temporal y aunque queremos Lviv, esperamos estar de regreso en Kiev muy pronto”, declaró Kristina Kvien, encargada de negocios estadounidense. “Rusia fue la que provocó este cambio”, añadió y denunció la presencia de tropas y “una retórica agresiva y hostil”.
Una decisión denunciada el lunes por el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, quien calificó el traslado de embajadas de “grave error”. “Ucrania está unida y si pasa algo, será en todas partes”, declaró Zelenski en una conferencia de prensa con el canciller alemán Olaf Scholz el lunes.
En Lviv, el ejército organiza desde el lunes ejercicios de primeros auxilios para los estudiantes de los liceos y enseña a los alumnos a manejar la kalashnikov y a disparar. En un mensaje a la nación, el presidente Zelenski declaró el miércoles -día que según informes estadounidenses sería el del comienzo de la invasión-, una jornada de unidad nacional.
“Estamos calmados. Somos fuertes. ¡Estamos juntos!”, declaró. El martes, una manifestante con senos descubiertos del grupo militante ucraniano Femen se burló del repliegue estadounidense hacia el oeste frente a la embajada cerrada en Kiev.
En las calles de Kiev iluminadas por un sol primaveral, no hay signos de pánico. Los ucranianos siguen realizando sus actividades, algunos orgullosos de que las advertencias rusas y los programas alarmistas no los han resquebrajado. Un centenar de manifestantes antivacunas se reunieron el martes por la mañana frente al parlamento, vigilado por policías más numerosos que ellos.
En una calle cerca del Maidan, plaza central y lugar de revoluciones pro-occidentales, el abogado de 22 años Artem Zaloujny admite que evita a veces leer informaciones para evitar el estrés. Pero rinde homenaje al presidente Zelensky por sus llamados a la calma. Planea además celebrar la Jornada de la unidad el miércoles.
“Trabajo cerca, vendré probablemente a echar una mirada. Pienso que es urgente organizar esa celebración en Ucrania hoy”, dice. “En momentos como este es cuando se fortalece la idea nacional”, concluye.
Por ahora, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha manifestado que una invasión a Ucrania es un escenario que pretenden evitar a toda costa; sin embargo, aún existe una gran cantidad de tropas y armamento de Rusia en las fronteras con Ucrania, lo cual sigue preocupando a la comunidad internacional.
Con información de AFP.