El presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, ha logrado una hazaña inusual en América Latina: mantener altos niveles de popularidad que lo llevaron a una fácil reelección. Con cerca del 60 % de los votos y una ventaja de unos 25 puntos sobre su competidor más cercano, Abinader encontró la fórmula del éxito en un contexto regional marcado por la polarización política.
Luis Abinader, de 56 años, asumió la presidencia en agosto de 2020, en medio de una crisis económica provocada por la pandemia. Sin embargo, la economía dominicana ha mostrado una notable recuperación bajo su liderazgo. Después de una contracción del 7 % en 2020, el país experimentó un crecimiento del 12 % en 2021, un 5 % en 2022 y un 2,4 % en 2023.
Esta notable recuperación ha sido impulsada en gran parte por el sector turístico, del cual Abinader, un exejecutivo de dicha industria, ha sabido aprovecharse. El Fondo Monetario Internacional ha reconocido a la República Dominicana como el país de América Latina con el más rápido aumento en el nivel de vida.
La popularidad de Abinader también se debe a su enfoque equilibrado en la política. En una región a menudo dividida entre izquierdas y derechas, Abinader ha encontrado un punto medio. “Tenemos la fórmula de ser proempresa, pero también somos fuertes en programas sociales y de transparencia”, declaró en una entrevista con Americas Quarterly durante un viaje a Washington. Este enfoque ha permitido a Abinader ganar el apoyo de una amplia gama de votantes, quienes valoran tanto la estabilidad económica como las mejoras sociales.
Otro aspecto que ha reforzado su popularidad es su postura firme en la gestión de las relaciones con Haití. La crisis en el país vecino ha llevado a Abinader a adoptar medidas más estrictas en la frontera, ganando apoyo en su país, aunque recibiendo críticas de organizaciones de derechos humanos. Sin embargo, es la lucha contra la corrupción el tema que ha definido en gran medida su mandato.
Los predecesores de Abinader estuvieron involucrados en numerosos escándalos de corrupción, siendo el más notable el de la constructora brasileña Odebrecht. La indignación pública ante estos casos llevó a masivas protestas en 2017 y marcó un antes y un después en la política dominicana.
Abinader hizo de la lucha contra la corrupción un pilar de su campaña y, tras asumir el cargo, nombró a Miriam Germán Brito como fiscal general. Brito, una respetada exmagistrada del Tribunal Supremo, ha dirigido numerosas investigaciones de alto perfil, como la Operación Antipulpo, la Operación Calamar, el Caso Coral y el Caso 5G.
Estas investigaciones han resultado en la detención de varios altos funcionarios de la administración anterior, incluyendo al exministro de Hacienda Donald Guerrero y al exprocurador general Jean Alain Rodríguez. Ambos han negado las acusaciones en su contra.
Los esfuerzos de Abinader en este ámbito han sido reconocidos internacionalmente. La aprobación de una ley de confiscación civil en 2022, que permite al Estado recuperar activos robados, fue elogiada por expertos y por el Departamento de Estado de EE. UU., que la calificó como un “gran logro”. Además, República Dominicana ha mejorado significativamente en el Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción, pasando del antepenúltimo lugar en 2020 al quinto en 2023.
Sin embargo, no todos están satisfechos con el ritmo y la aplicación de la justicia. La detención preventiva de los acusados ha sido un punto de controversia. El Grupo de Trabajo de la ONU sobre Detenciones Arbitrarias declaró “arbitraria” la detención de Jean Alain Rodríguez y solicitó su liberación. También hubo críticas por la liberación de Donald Guerrero tras meses de detención preventiva.
A pesar de estos desafíos, la mayoría de los dominicanos valora los esfuerzos de Abinader en la lucha contra la corrupción y la estabilidad económica que ha traído a su país. Al lograr un segundo mandato, el reto será consolidar estos avances y superar las críticas sobre la implementación de la justicia. Abinader ha mostrado un compromiso claro con la mejora del Estado de derecho, y su reelección dependerá en gran medida de su capacidad para mantener y profundizar estos logros en los próximos años.