Turquía “se viste de negro”, tras la tragedia en una mina de carbón que continúa cobrando vidas. Este sábado (15 de octubre), las autoridades confirmaron que la cifra de fallecidos había aumentado a 40, mientras que siguen los esfuerzos por localizar a varias personas.

“Contabilizamos en total 40 muertos. 58 mineros pudieron salvarse por su cuenta, o fueron rescatados por los equipos”, dijo el ministro del Interior, Suleyman Soylu, quien se desplazó hasta la zona donde, además, 28 personas resultaron heridas la jornada anterior.

De su lado, el encargado de la cartera de energía, Fatih Dönmez, comentó que, en cuanto a las tareas de los equipos de rescate, estaban ad portas del “final de las operaciones”. El funcionario agregó que en este momento seguían en curso para encontrar a una persona en paradero desconocido”.

Explosión en una mina de carbón en el norte de Turquía dejó al menos 40 muertos. | Foto: Reuters / Autor: Mehmet Caliskan

Dönmez agregó que el fuego derivado por la explosión “está ahora bajo control, en gran medida”. Según el informe de las autoridades, cuando se registró la detonación de grisú (un gas frecuente en las minas) había alrededor de 110 mineros en el interior de ese sitio. Se espera que el presidente, Recep Tayyip Erdogan, llegué al lugar este sábado, en horas de la tarde, para evaluar “de primera mano” la situación.

“Nuestras autoridades judiciales investigarán este trágico hecho, que nos hirió la vida y los pulmones, en todas sus dimensiones, y no dejarán sin respuesta ni la más mínima negligencia. Estaré en camino a Bartın en un rato y mantendré todo el trabajo en su lugar”, agregó en esta jornada el mandatario.

“Nuestras instancias judiciales investigarán todos los aspectos de este accidente terrible que nos ha devastado. Ninguna negligencia dejará de tener consecuencias”, fue el mensaje que extendió Erdogan, un día antes, a través de su cuenta de Twitter, tras enterarse de la emergencia.

El gobierno se comprometió con “proteger a las familias” de las víctimas, cuyos funerales ya empezaron a desarrollarse en algunos municipios.

Una búsqueda a contrarreloj

La televisión local dio cuenta de cómo decenas de personas, algunas llorando, hicieron presencia en las inmediaciones de la mina. Otros, incluyendo los propios mineros, hicieron parte de las labores para buscar e intentar rescatar a sus compañeros cuanto antes.

El intento por ayudar a la mayor cantidad de personas posible y asegurarse de que encontrarían hasta el último de los trabajadores les llevó toda la noche, aun bajo la intermitencia por la falta de electricidad.

“No sé qué pasó. Hubo una presión repentina y no pude ver nada”, fueron las palabras que dio a la agencia Anadolu uno de los trabajadores que logró salir del área por su cuenta. Los medios turcos reflejaron cada momento de angustia, incluso, cuando los paramédicos llegaron a la zona y empezaron a trasladar a los mineros a los centros asistenciales más cercanos.

Entre tanto, el alcalde de Amasra, Recai Cakir, detalló que entre las 28 personas heridas, algunas se encontraban con pronóstico reservado. En uno de los mensajes del presidente turco se hizo alusión a los hospitales que estaban a cargo de la tragedia.

“Una vez más, pido misericordia de Dios para mis mineros que perdieron la vida. Deseo una pronta recuperación de los heridos, algunos de los cuales fueron transportados a Estambul, así como a Bartın. Gracias a nuestro país y nuestra nación”.

En cuanto a lo que pudo originar la emergencia, la oficina del fiscal local está manejando la situación como un accidente, del que aseguró había comenzado una investigación formal. Turquía fue testigo de su mayor desastre en 2014, cuando otra explosión en una mina, en la ciudad de Soma, cobró la vida de más de 300 personas.