En medio de la confrontación bélica que actualmente se libra al interior del territorio de Sudán, y que centra la preocupación y la tensión mundial por cuenta de la elevada cifra de muertos que deja, y las afectaciones a la población civil, este martes 2 de mayo, se dio a conocer que fuerzas oficiales y delegados de los subversivos acordaron una tregua.
No obstante, la tregua alcanzada comenzará a partir del próximo jueves 4 de mayo, y solamente está en vigor durante una semana; es decir, esta se levantará el próximo 11 de mayo.
La noticia fue dada a conocer, según recogen medios internacionales, por el Ministerio de Relaciones exteriores de ese país que refirió que “el general Abdel Fattah al-Burhan (...) y el general Mohamed Hamdane Daglo (...) convinieron en principio una tregua de siete días del 4 al 11 de mayo”, refiriéndose al líder del Ejército y al de los paramilitares que operan en ese territorio africano.
En medio del anuncio de la tregua, también ha trascendido que como parte de la tregua, las partes también se mostraron dispuestas a nombres un equipo de delegados que pueda fungir como negociador en una eventual mes de diálogo para encontrar salida a la grave crisis que atraviesa ese país.
Si bien la noticia pende una luz de esperanza en Sudán frente a un eventual acuerdo, medios internacionales han visto con escepticismo los eventuales resultados derivados de esa tregua, pues, en el pasado reciente, otros ceses temporales al fuego se han visto minados por el incumplimiento de las partes.
La actual crisis en Sudán se venía incubando desde años atrás, pero tuvo su detonación desde el pasado 15 de abril fecha en que comenzaron los enfrentamientos que dejan cerca de 500 muertos.
Sobre los terrenos más afectados en medio de la pugna entre las partes, los medios internacionales han referido que las ciudades de Jartum y en Darfur son las más afectadas en medio de una ola violenta que, además del número ya referido de víctimas mortales, también ha dejado miles de heridos, según reportes de las autoridades que son señalados de estar minados por un subregistro.
En repetidas ocasiones en lo corrido de los recientes 15 días, voceros de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se han manifestado inmensamente preocupados por la situación que se vivie en esa nación, una de las más pobres del continente africano.
Precisamente, la ONU reveló recientemente un preocupante informe que da muestra de las secuelas de la guerra, refiriendo como parte de ellas una diáspora migrante que contempla la salida de cerca de 100.000 personas en desplazamiento internacional, y otras 330.000 víctimas fruto del desplazamiento interno.
Pese a que la cifra en sí ya es alarmante, la ONU ha referido sobre el particular que existe un evidente subregistro en materia de migraciones, afirmando que según sus cálculos, la cifra podría ser hasta ocho veces mayor.
Si bien una porción de los habitantes del país se han mantenido en sus hogares, la situación interna, como consecuencia de la ola de violencia también ha desencadenado en graves afectaciones a la vida civil, dada la crisis de carencia de recursos hídricos, así como a la afectación de los servicios de energía y alimentos.
El conflicto estalló en medio de una pugna por el poder entre jefe del ejército, el general Abdel Fatah al Burhan, y los paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), liderados por el general Mohamed Hamdan Daglo.
Desde países cercanos como Kenia, se ha advertido que el conflicto podría llegar a niveles trágicos, afirmando a su vez que los comandantes de las dos facciones en pugna no han escuchado la voz ni los llamados de la comunidad internacional, incluida la Unión Africana.
Como consecuencia del nivel de violencia que se ha alcanzado en ese país, al desatarse la pugna entre los dos bandos otrora aliados en el golpe de estado de 2021, varios gobiernos internacionales han dispuesto la evacuación de sus representantes diplomáticos y de sus ciudadanos habitantes de ese país a través de vuelos humanitarios.
*Con información de AFP.