El mundo aún no sale de la consternación por el asesinato del médico colombiano Edwin Arrieta, durante unas vacaciones en Tailandia, cuando un hallazgo mantiene ahora la inquietud en España. Hace un mes las autoridades asiáticas encontraron partes humanas en un vertedero y en el mar, que resultaron ser el cirujano.
Ahora, en la playa de Gandía, una bañista informó a la Policía española sobre un objeto que había llamado su atención. Este se encontraba medianamente ‘enterrado’ en la arena y, al ahondar un poco más, la mujer terminó por corroborar de qué se trataba; enseguida, se comunicó con la línea de emergencias.
Además de la pierna, también se encontró este domingo (3 de septiembre) una cadera humana. De acuerdo con el diario Levante-EMV, el descubrimiento se hizo sobre la 1:00 de la tarde (tiempo local) y, una vez recibieron el aviso, las autoridades trasladaron estas dos partes al instituto valenciano de Medicina Legal.
¿Qué se sabe de la víctima?
Por el momento, siguen las indagaciones para determinar tanto la identidad de la víctima como su causa real de fallecimiento. Mientras los investigadores llegan a una aproximación sobre lo que pudo ocurrir, ya hay hipótesis ‘sobre la mesa’.
Según Las Provincias, una de las posibilidades es que fuera un migrante a bordo de una pequeña embarcación y que se hubiese ahogado. Ese medio informó que la crisis migratoria sigue golpeando la nación europea, pues desde el 12 de agosto se encontraron (en un lapso no mayor a nueve días) ocho pateras.
“La pierna no tenía fracturas, el mar la arrancó entera, desde la cadera hasta el tobillo. Estaba muy descompuesta. (...). Los pocos restos de ropa y el material con el que fue confeccionado indican que se trata de una persona que intentaba llegar a Europa”, dijo una fuente policial, reseñada por el medio The Mirror.
El diario británico informó que a inicios de 2023 otro hallazgo dejó estupefactos a unos bañistas, cuando encontraron el cuerpo sin cabeza de un pequeño que presuntamente tenía entre dos y tres años. Ese descubrimiento tuvo lugar en la localidad Roda de Bará (provincia de Tarragona).
Justamente, el éxodo de miles de personas que buscan mejores oportunidades de vida no es ajeno al ‘viejo continente’. Hasta allí, y en arriesgadas rutas, emprenden su marcha un sinnúmero de extranjeros a la espera de poder llegar a Europa, región que mantiene su lucha por frenar el número de arribos irregulares.
Una ‘aguda’ crisis migratoria
Según los datos más recientes de la oficina de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), hasta el 3 de septiembre se reportaron 157,129 llegadas totales en lo corrido de 2023; siendo 152,614 por vía marítima. En cuanto a las víctimas mortales, estas se calculan en 2,314 y; los arribos terrestres, en 4,515.
ACNUR señala que la mayoría de migrantes que ven en Europa, el lugar destino, lo hacen para intentar huir de la guerra: tal es el caso de Siria, Afganistán e Irak. Por su parte; hasta 2020, aproximadamente el 18 de los extranjeros que buscaban asilo eran niños.
El organismo internacional recalcó la ‘renuencia’ de algunos territorios a recibir más migrantes. “Sin embargo, cuando se trata de dar acogida a las personas refugiadas, la carga no se comparte de manera equitativa. Las regiones en vías de desarrollo siguen asumiendo responsabilidades desproporcionadamente altas para dar acogida a las poblaciones desplazadas”.
En su sitio web, ACNUR añadió que “de acuerdo con el Informe de Tendencias Globales, hacia el cierre de 2020, había 82,4 millones de personas desplazadas por la fuerza en el mundo; 42 % de ellas tienen menos de 18 años”.