Una madre solera en Reino Unido vive uno de los momentos más difíciles de vida por cuenta de un cáncer que le tiene los días contados. Lastimosamente, los médicos solo le auguran un par de meses de vida y la mujer no sabe como decirle a sus hijos de 7 y 9 años que su mamá partirá pronto.
Louise Hayward de 48 de edad vive en Whitchurch en Bristol, Inglaterra y fue diagnosticada en el año 2020 con cáncer colorrectal, a pesar de que la mujer ha dado la lucha por su familia, esta enfermedad le está ganando la batalla, hasta tal punto que los especialistas ya le dijeron que no había nada qué hacer para evitar la muerte.
Más allá de su propia vida, la preocupación que invade a Louise es el futuro de sus tres hijos una vez ella no esté presente. William de 19 años, Faith de 9 y Louie de 7, pronto quedarán huérfanos, a pesar de que el mayor ya sabe la noticia, los dos niños pequeños aún no lo saben.
“Saben sobre mi cáncer, pero no he podido decirles que me estoy muriendo”, contó la propia Louise a medios locales.
Su dolorosa relación con el cáncer en el intestino comenzó cuando identificó presencia de sangre cada vez que defecaba, esta situación encendió las alarmas, tras los estudios recomendados en estos casos se confirmó que padecía la mortal enfermedad.
Hayward recuerda que en varias ocasiones tuvo que sentarse en una toalla en un esfuerzo de detener los fuertes sangrados.
“Sentí que estaba dando a luz, así de fuerte era el dolor”, dijo Hayward en diálogo con South West News Service.
Para la mujer ha sido muy doloso saber que pronto no estará junto a sus hijos para acompañarlos en las diferentes etapas de sus vidas. “Es tan difícil aceptar que, en realidad, voy a morir pronto (...) ¿Cómo les digo que van a perder a su madre a una edad tan temprana?”, señala la mujer.
Mientras que llega el momento de la verdad la valiente Louise se encuentra recaudando todo el dinero posible para que sus hijos puedan salir adelante cuando ella pierda la vida.
Un joven de 19 años sería la persona con Alzheimer más joven del mundo
Una reciente investigación elaborada por científicos del Centro de Innovación para Trastornos Neurológicos y Departamento de Neurología, Hospital Xuanwu, analizó el caso de un joven, de 19 años, que presentaba síntomas de deterioro cognitivo.
Para determinar qué tan profundo era el daño que estaba presentando en sus funciones neuronales, los investigadores le realizaron varios exámenes. Para empezar, señalaron que el hombre había presentado dificultades con su memoria desde hacía dos años, lo cual estaba afectando su calidad de vida.
Con el fin de establecer si su memoria estaba funcionando bien, le practicaron una prueba de aprendizaje auditivo verbal de la Organización Mundial de la Salud-Universidad de California en Los Ángeles.
Este test, básicamente, consiste en pedirle al paciente que escuche una lista de ítems. La idea es que traten de memorizarlos y luego usen sus recuerdos para reconocerlos en un escenario posterior. Allí, no solo se evalúan las capacidades del individuo para recordar, sino también el aprendizaje y la habilidad para usar información almacenada en el cerebro en distintos momentos.
Pues bien, después de que los investigadores chinos le aplicaron la prueba al joven identificaron que, en efecto, mostraba signos de deterioro en su memoria. Por ello, también le realizaron exámenes médicos con rayos X para ver cómo estaba su cerebro.
Los resultados de la radiografía revelaron que tenía una atrofia del hipocampo bilateral, un hallazgo que sorprendió a los investigadores, pues es un signo temprano típico de los pacientes que presentan alzheimer. A su vez, encontraron “hipometabolismo en el lóbulo temporal bilateral”, que también es un síntoma de las personas que padecen esa enfermedad.
“El examen del líquido cefalorraquídeo del paciente mostró un aumento de la concentración de p-tau181″, indicaron los autores de la investigación. En otras investigaciones científicas se identificó que la presencia de este componente en la sangre ha sido asociada a la aparición de alzheimer varios años después.
Los investigadores acabaron concluyendo que, según los exámenes y el desempeño del joven de 19 años en las pruebas a las que lo sometieron, su diagnóstico era de alzheimer probable.
“Sin embargo, a través de la secuenciación del genoma completo, no se identificaron mutaciones genéticas conocidas”, agregaron los científicos en la investigación.
Este aspecto fue relevante, pues algunos casos de alzheimer han estado asociados a características genéticas específicas.
“Un factor genético más estudiado es una forma del gen apolipoproteína E (APOE). Una variación del gen APOE e4 aumenta el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Aproximadamente del 25 al 30 % de la población lleva un alelo APOE E4, pero no todas las personas con esta variación del gen desarrollan la enfermedad”, explicó la Clínica Mayo de Estados Unidos.