La situación de los migrantes venezolanos en Colombia es cada vez más fuerte por las constantes desapariciones de ciudadanos bolivarianos en territorio cafetero. Además de la falta de oportunidades en el extranjero, la vulnerabilidad corporal a desarrollar enfermedades respiratorias y de desnutrición, sumando la xenofobia y los señalamientos en la calles, las familias venezolanas están afrontando desde hace varios años las desapariciones de sus seres queridos.
Aprovechando que este 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctima de Desapariciones Forzadas, 41 mujeres, madres de la misma cantidad de desaparecidos, se reunieron en Caracas para exigir a las autoridades nacionales y extranjeras el apoyo necesario para dar con el paradero de sus hijos.
Las madres que se reunieron en este plantón en la capital venezolana expresaron a medios locales que los recuerdos que atesoran de la última vez que tuvieron contacto con sus hijos se ha vuelto en una base para persistir y llegar hasta el final de las opciones para encontrar a sus familiares.
Un flagelo en la frontera
El Comité de Madres por la Esperanza, como se llama la organización fundada por 41 familias venezolanas, denunciaron la desaparición de sus hijos conjuntamente luego de que desde antes de la pandemia por covid-19 se comenzaran a denunciar estos sucesos sin una respuesta clara por parte de las autoridades venezolanas y colombianas.
De acuerdo con el más reciente informe del Observatorio Venezolano de Violencia, en 2022 se registraron 1.370 casos de desaparecidos. Asimismo, la ONG Provea aseveró que las zonas limítrofes son las más peligrosas en donde las desapariciones se presentan constantemente.
De acuerdo con Crónica Uno, Eniasel Job Contreras Zurita le dijo a su madre que quería regresar a Venezuela ya que se encontraba trabajando en las minas de Inírida, Colombia, pero lo le había ido tan bien como esperaba. Contreras, quien tenía 25 años en 2019, llegó hasta Cúcuta para cruzar la frontera, sin embargo, no se supo nada más de él.
Luego de no tener noticias del joven durante los días siguientes, Lisbeth, la madre, denunció la desaparición de Contreras ante las autoridades bolivarianas y demás instituciones, entre ellas la Cruz Roja Internacional, y hasta viajó a Colombia para que los agentes nacionales colaboraran en el caso, sin embargo, no ha obtenido respuesta. Esta historia es solo una de las decenas de relatos por los que claman las más de 40 mujeres venezolanas.
El peligro de las fronteras
Por su parte, Marino Alvarado, aseguró para el medio citado que, durante sus años de experiencia como abogado, puede aseverar que algunos de estos casos de desaparición pueden estar involucrados con guerrillas y grupos paramilitares colombianos, los cuales han operado en Venezuela desde hace más de cinco décadas.
El abogado también precisó que tanto el ELN como las disidencias de las Farc mantienen constante presencia en algunos estados venezolanos como Amazonas, Apure y Táchira, y por su parte, los grupos paramilitares se han centrado en Táchira y Zulia.
Asimismo, el profesional señaló que varios de los casos relacionados con desaparecidos suelen tener conexiones con la población migrante dada su vulnerabilidad económica y social, por lo que pueden ser fácilmente reclutados por organizaciones criminales.
Desde hace más de cuatro años, la situación de los migrantes venezolanos va en declive no solo en Colombia, sino a los demás países a donde llegan miles de bolivarianos huyendo del régimen de Maduro. A pesar de los esfuerzos de las organizaciones internacionales y la buena voluntad de los países de la región, el éxodo venezolano es una de las situaciones sociales, sanitarias y humanitarias más complejas de tratar a nivel continental y mundial.