En la ciudad de Rakka, en Siria, se presentó otro evento que dejó sin aliento a su población. Lo triste es que esta no es la primera ni la segunda vez que pasa algo así. Un artista se encontraba en la calle, como todos los días, haciendo sus trucos de magia. Los niños se aglomeraban a su alrededor impresionados. Pero, de un momento a otro, vieron cómo varios miembros del grupo terrorista llegaron a su lugar de trabajo, lo agarraron y lo arrastraron a la fuerza. Unos metros más allá, en una plaza abierta al público y a plena luz del día, fue decapitado. El grupo aseguró que los trucos que el mago hacía eran un insulto contra el Islam, pues creaban falsedades e ilusiones. Los agresores además aseguraron que el espectáculo del mago está prohibido por el Corán, pues es una actividad de entretenimiento que mantiene a las personas lejos de rezar en la mezquita. Otros testigos, en cambio, aseguraron que lo único que hacía el mago era darle algo de alegría a una ciudad sumida en la tristeza, el terror y la violencia. Un ciudadano que alcanzó a ver algo de lo sucedido, lo describió como “una carnicería y un barbarismo”. “Esta es la realidad de la vida en Rakka, asesinado en el nombre de Alá por realizar algunos trucos como desaparecer una moneda”, dijeron. En un tiempo pasado Rakka era una ciudad liberal y tolerante, donde convivían en paz personas de distintas religiones. Hoy ni siquiera hay barberías por temor de que los radicales los consideren traicioneros a quienes afeiten la barba de los hombres. Los taxistas trabajan atemorizados, pues temen tomar una ruta más larga y robar tiempo que los militantes puedan usar rezando en la mezquita, según informa el diario británico Daily Mirror. Los actos de terror del Estado Islámico siguen asombrando al mundo. Solo en la última semana se han conocido casos de ejecuciones ocho ejecuciones a policías acusados de ser espías, de supuestos ladrones a quienes les cortaron la mano, y lanzaron de un octavo piso a ocho hombres homosexuales. Todas estos hechos de barbarie fueron exhibidos públicamente y con orgullo.