Sin precedentes en el actual siglo. Así son las marchas que se desarrollaron este miércoles 1 de febrero de 2023 en la ciudad de Londres, donde diferentes sectores de la sociedad decidieron hacer un parón en sus actividades para saltar a las calles y reclamarle al gobierno de Rishi Sunak mejores garantías laborales que les permitan mantener y mejorar su calidad de vida.
La manifestación en la que confluyeron distintos sectores de la sociedad y del sector productivo del Reino Unido contó con la participación de funcionarios de los servicios férreos, trabajadores públicos, docentes, entre otros, que lograron paralizar las actividades en la ciudad de Londres, con movilizaciones que también se replicaron en otras zonas del país.
Si bien los sectores que salieron a las calles eran variopintos, la consigna fue una sola: la necesidad de que se mejoren las condiciones salariales de los trabajadores en medio de una grave crisis económica que va alcanzando puntos elevados debido a una inflación cercana al 10,5 %.
Este miércoles, según precisan medios internacionales, se calcula que cerca de 20.000 instituciones educativas de todo el Reino Unido vieron suspendidas sus actividades por cuenta de la participación del magisterio en las movilizaciones, que cumplen hasta ahora el primer día de una convocatoria que pretende extenderse a lo largo de toda la semana y que, según advierten sectores sindicales de ese país, incluso podrían llegar a consolidarse como indefinidas hasta que el gobierno escuche e implemente soluciones efectivas a la situación.
Si bien este miércoles estuvo marcado por la participación de miembros del magisterio, las expresiones de insatisfacción popular vienen presentándose desde hace algunas fechas por parte de otras gremios.
En declaraciones recogidas por medios internacionales, docentes que saltaron a las calles advirtieron que salieron a las manifestaciones movidos por el motor de la insatisfacción, señalando que, pese a sus trabajos y al estrés y responsabilidad que estos representan como formadores de la sociedad, no resultan bien recompensados o remunerados, haciendo que su situación particular no sea la que dicen merecer.
Además de los maestros, las movilizaciones de este miércoles 1 de febrero contaron con la movilización masiva de los empleados del sector ferroviario, lo que a su vez se tradujo en una parálisis de sus servicios.
En ese mismo sentido, las universidades han encontrado un momento difícil que hizo saltar a las calles a docentes y estudiantes.
Se estima que cerca de medio millón de personas participaron en las movilizaciones este miércoles, en medio de un contexto del que también tomaron parte miembros de los cuerpos migratorios, personal aeroportuario, trabajadores oficiales, entre otros, que a su vez significaron el congelamiento de sus actividades y de sus sectores, lo que sumó al caos por la parálisis de la ciudad.
Arengas, banderas, carteles y demás fueron protagonistas en un escenario que para muchos es atípico en Londres y que representó el estallido de la inconformidad social con el momento que vive su país, y que se venía incubando desde meses atrás con la inestabilidad política propia del cambio de mandatarios.
Si bien en las calles los miembros del magisterio abogan por un nuevo ajuste salarial, ante el Parlamento, Sunak advirtió que desde su administración se han desarrollado esfuerzos para el mayor incremento en el pago de ese sector en los últimos 30 años, y el esfuerzo por seguir formándolos profesionalmente.
Si bien la manifestación alcanzó importantes niveles, no vistos desde hace más de una década, medios internacionales han destacado la forma en la que el descontento social no desencadenó en significativos caos para la ciudad, en tanto se aplicaron otros modelos laborales por parte de quienes no podían salir a las calles, para evitar el caos propio de la parálisis de la ciudad.
Incluso, desde las personas que se vieron afectadas por la parálisis de la ciudad en el marco de las marchas, se presentó un ambiente de respeto por las necesidades manifiestas de los sectores en pugna, advirtiendo que la crisis actual les impacta a todos, y que por ello la manifestación es vista con buenos ojos: “Todos estamos en el mismo barco. A todos nos afecta la inflación”.
Si bien cada uno de los sectores en pugna frente al gobierno plantea también las particularidades y necesidades de su gremio, las peticiones confluyen frente a la consigna de la necesidad del aumento salarial como respuesta a la elevada tasa de inflación y la forma en la que esta ha resultado contraproducente para la capacidad adquisitiva de la sociedad.
Según medios internacionales, se espera que los próximos 5 y 6 de febrero adhieran a la manifestación sectores como el personal de ambulancias, lo que sumaría a la situación al sector sanitario, que también presenta algunas exigencias frente a la actual situación de su país.
Si bien desde algunos sectores de la sociedad no se apoyó que los profesores decidieron unirse a la manifestación, en tanto esto derivó en retos para el cuidado de los niños, otros sectores de padres de familia sí se han volcado a apoyar al magisterio, refiriendo a su vez la necesidad de que el Estado destine mayores rubros o fondos para este sector, afirmando que años de financiación insuficiente han sido muy dañinos para la educación.
Mientras tanto, y ante el caos derivado del paro de muchos sectores, el Gobierno ha hecho hincapié en la necesidad de que se garanticen mínimos en la prestación de los servicios en huelga. No obstante, los gremios y sectores sindicalistas han abogado porque la administración del país sea realista y no busque hacer ojos ciegos a la protesta.
Así, una encuesta adelantada por Parentkind, y de la que hace eco el diario The Guardian, muestra que al menos un 54 % de los padres apoya la huelga y solo un 36 % hace explícita su inconformidad.
La crisis de Reino Unido se presenta a pocos días de que Sunak complete su primera centena de días en el poder, y en medio del tercer niversario del Brexit, con el que al menos uno de cada cinco británicos se encuentra inconforme.
Desde el Gobierno, también se pronunció el portavoz del primer ministro, quien advirtió: “Queremos tener más conversaciones con los sindicatos. Algunas de esas discusiones han sido constructivas. Tenemos que equilibrar eso con la necesidad de ser justos con todos los contribuyentes, la mayoría de los cuales no trabaja para el sector público”, recoge The Guardian.