Luego de que se conociera la noticia sobre la suspensión del monitoreo a los cultivos de drogas en Colombia por parte de la Casa Blanca, el político republicano Marco Rubio, senador por el Estado de Florida, calificó como “ridícula” la decisión del gobierno del presidente Joe Biden.
“Suspender el monitoreo de coca en Colombia es ridículo”, sostuvo el parlamentario tras conocerse, desde el Departamento de Estado, que el monitoreo se habría interrumpido hace unos meses.
“Esto es un regalo para el Gobierno Petro, el cual está negociando activamente con el ELN y Maduro. Este es otro ejemplo de cómo la administración Biden le da concesiones a los gobiernos de extrema izquierda en la región”, sentenció Rubio por medio de Twitter.
Por su parte, la representante a la Cámara de Estados Unidos, de origen cubano, María Elvira Salazar, emitió su opinión al respecto en un trino en el que critica la medida tomada por su país.
“La Casa Blanca ha decidido suspender el monitoreo de los cultivos de coca en Colombia. Es el más reciente favorcito de Biden a Petro”, comenzó diciendo Salazar.
Y agregó: “Están dispuestos a todo con tal de complacer a sus aliados ideológicos. ¿Cuál será el próximo favor? ¿Quitará al ELN de la lista de terroristas?”, criticando así las decisiones del Gobierno de Estados Unidos, que por décadas ha venido monitoreando los cultivos ilícitos en Colombia, además de la afectación en su propio país, como un requisito para el continuo aporte de apoyos económicos en la lucha contra el narcotráfico.
Esta decisión llama la atención, especialmente, después de que Estados Unidos informara el año pasado sobre el descubrimiento de aproximadamente 234.000 hectáreas de cultivos ilícitos en Colombia, la segunda cifra más alta en la historia del país. Estos resultados alarmantes casi llevaron a la descertificación de Colombia en su lucha contra las drogas por parte del expresidente Donald Trump, quien argumentó que el aumento reflejaba la falta de eficacia de los planes de erradicación.
Entre las razones citadas por Estados Unidos para suspender el monitoreo, se encontraría su interés en enfocar esfuerzos en el combate de otras drogas que afectan su territorio, como el fentanilo, que cobra la vida de alrededor de 100.000 estadounidenses cada año, según cifras oficiales. Por lo tanto, la producción de coca pasaría a un segundo plano en su agenda.
Se conoció que la decisión también se habría basado en los costos elevados de llevar a cabo este estudio, que implica la participación de instituciones como la CIA, además del uso de equipos satelitales para inspeccionar las regiones de Colombia y comparar los cultivos detectados con los resultados del año anterior, para determinar el aumento o disminución de las hectáreas ilícitas. Aunque la ONU realiza un estudio similar, Estados Unidos ha decidido no tenerlo en cuenta a la hora de tomar decisiones e implementar estrategias, prefiriendo confiar en sus propias evaluaciones. Además, el Congreso estadounidense solo validaba las estadísticas emitidas por la CIA para aprobar los fondos anuales destinados a la erradicación de los cultivos de coca en Colombia.
Esta decisión ha generado preocupación en las relaciones entre Estados Unidos y Colombia. Recientemente, Mario Díaz-Balart, presidente del subcomité de apropiaciones para operaciones en el extranjero del Congreso de Estados Unidos, solicitó congelar la ayuda al país debido a lo que considera un desempeño deficiente en la lucha contra las drogas. Además, esto podría tensar las relaciones diplomáticas entre las administraciones de Biden y Petro, ya que el presidente colombiano ha expresado abiertamente que el desempeño del país no debería medirse únicamente en función de las hectáreas ilícitas cultivadas.