Un total de 1.207 civiles de Mariúpol han muerto desde el inicio del asedio ruso del estratégico puerto de Ucrania, Mariúpol, hace nueve días, indicó este miércoles 9 de marzo la alcaldía de la ciudad.

“Nueve días. Nueve días de bloqueo de Mariúpol (...) Nueve días, 1.207 civiles muertos. Nueve días de genocidio de la población civil”, indicó la alcaldía en un mensaje colgado en Telegram junto a un video con declaraciones del alcalde, horas después de que los bombardeos rusos destruyeran un hospital pediátrico de la ciudad.

El pronunciamiento fue hecho horas después de que se conociera que al menos 17 adultos resultaron heridos este miércoles en el bombardeo ruso de un hospital pediátrico de esa ciudad, un puerto del sureste de Ucrania, anunció un responsable regional, Pavlo Kirilenko.

“Hay 17 heridos confirmados entre el personal del hospital”, dijo Kirilenko a la televisión ucraniana, y agregó que, de acuerdo con los primeros reportes, “no había ningún niño” entre los heridos, como tampoco ningún fallecido.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, publicó un video en Twitter en el cual se podía ver el alcance de la destrucción en el complejo médico.

El ataque “destruyó literalmente” una maternidad en el centro de la ciudad que también incluía una unidad de pediatría, refirió en Facebook Kirilenko, líder de la región sureña del Donetsk.

Agregó que un piloto ruso evidentemente sabía dónde caería la bomba.

La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, dijo, sin negar el ataque, que los “batallones nacionalistas” ucranianos habían evacuado al personal y a los pacientes y desplegado en el sitio posiciones de tiro.

Zelenski condenó el ataque y lo tachó de “atrocidad”. El primer ministro británico, Boris Johnson, denunció por su parte el “inmoral” ataque.

“Pocas cosas hay más inmorales que atacar a los vulnerables e indefensos”, tuiteó Johnson. “Es atroz ver el uso bárbaro de la fuerza militar contra civiles inocentes”, afirmó por su lado la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en rueda de prensa.

Mariúpol, en la costa del mar de Azov, está rodeada de las fuerzas rusas, que bombardearon la ciudad pese a promesas de alto el fuego para permitir la evacuación de civiles.

Los videos publicados por Kirilenko y las autoridades de la ciudad muestran el momento de la evacuación del hospital, con una mujer en una camilla y otra ayudada por dos hombres mientras sale del edificio.

Ataque a hospital infantil de Mariúpol, Ucrania. Captura de pantalla video @grishchukroma (Twitter) | Foto: Captura de pantalla video @grishchukroma (Twitter)

Las imágenes también muestran un enorme hoyo en el patio del hospital, ramas de árboles arrancadas y vehículos en llamas.

Ucrania llora a sus muertos

“Mi sol, mi pequeño, vamos a ganar”, sollozaba una mujer que acariciaba un ataúd de madera en el centro de Leópolis, en el oeste de Ucrania. Su hijo zapador (soldado dedicado a la construcción) murió en un bombardeo ruso cerca de Mariúpol, en la parte sur del país.

“Su nombre era Vassyl Vychyvany, tenía 28 años”, le contó a la AFP su padre, con la espalda erguida y cabello gris, de pie frente a la puerta abierta del coche fúnebre donde seis jóvenes militares acababan de introducir el féretro cubierto de flores.

Su hijo estaba intentando colocar unas minas en los alrededores de un puente para impedir que los rusos avanzaran cuando los misiles Grad cayeron donde se hallaba y lo mataron al instante, relata.

“No hay cuerpo ahí, solo fragmentos”, explicó el hombre, cuyo hijo mayor también es oficial del Ejército ucraniano, actualmente estacionado cerca de la frontera con Bielorrusia, en el norte de Ucrania.

Varios cortejos fúnebres se preparan para partir hacia los cementerios desde la iglesia de la guarnición de los Santos Pedro y Pablo, un majestuoso edificio barroco del siglo XVII donde se acababa de celebrar una ceremonia religiosa por tres soldados ucranianos muertos en combates contra Rusia.

Un soldado ucraniano protege un puente volado en el frente norte de Kiev. | Foto: AFP

Dentro de la parroquia, bajo la mirada de las estatuas de mármol, decenas de militares y civiles asistieron a la liturgia. Varias mujeres jóvenes camufladas, ataviadas con una boina roja, sostenían ramos de flores entre sus manos.

A la cabeza de los tres féretros, cerrados contrariamente a la tradición, seis jóvenes soldados, con rostros de mármol, montaron la guardia de honor portando cruces de madera y una bandera nacional amarilla y azul.

Junto a Vassyl están el teniente Dmytro Kotenko, de 20 años, y el soldado Kyrylo Moroz, de 25 años. Vestido con una túnica roja y dorada, un sacerdote greco-católico, confesión dominante en el oeste de Ucrania, agita su incensario que deja un rastro de humo y olor a incienso, mientras que otro religioso rocía agua bendita al féretro.

* Con información de la AFP.

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