Las lloviznas provocadas por el huracán Helene dejaron a varias personas varadas, sin refugio y esperando ser rescatadas el sábado 28 de septiembre, mientras comenzaron las labores de limpieza de una tempestad que causó por lo menos 56 muertes, una destrucción generalizada en el sureste de Estados Unidos y dejó a millones de ciudadanos sin electricidad.
“Nunca había visto a tantas personas sin hogar como lo he hecho ahora”, le dijo a AP Janalea England, de Steinhatchee, Florida, una pequeña localidad de río en la zona rural del norte del estado, mientras convertía su negocio de pescado en un sitio de donaciones para amigos y vecinos, muchos de los cuales no tenían aseguradas sus viviendas.
Helene tocó tierra firme en la región del norte de Florida como un huracán de categoría 4 el jueves 26 de septiembre por la noche con vientos de 225 kilómetros por hora. A partir de ese momento, avanzó rápidamente a través de Georgia, donde el gobernador, Brian Kemp, dijo este sábado que parecía que había “explotado una bomba” luego de ver casas destrozadas y autopistas cubiertas de escombros desde el cielo. Ya debilitado, Helene azotó Carolina del Norte y del Sur, así como Tennessee, con lluvias torrenciales, provocando que los arroyos y ríos se desbordaran y llevando al límite las represas.
El oeste de Carolina del Norte quedó, prácticamente, incomunicado debido a los deslaves y las inundaciones que obligaron a cerrar la autopista Interestatal 40 y otras carreteras.
Se han realizado cientos de rescates acuáticos, pero ninguno más dramático que el efectuado en el condado rural de Unicoi, en el este de Tennessee, donde decenas de pacientes y trabajadores fueron sacados en helicóptero del techo de un hospital el viernes 27 de septiembre. Y los rescates continuaron al día siguiente en el condado de Buncombe, Carolina del Norte, donde parte de Asheville estaba bajo el agua. “Decir que esto nos tomó por sorpresa sería quedarse corto”, comentó Quentin Miller, jefe policial del condado.
Aunque se han producido muertes en el condado, el director de Servicios de Emergencia, Van Taylor Jones, dijo que no estaba preparado para informar de los detalles, en parte porque las torres de telefonía móvil caídas dificultaron los esfuerzos para ponerse en contacto con los familiares. Estos publicaron desesperados pedidos de ayuda en Facebook.
Entre los que esperaban noticias de sus seres queridos estaba Francine Cavanaugh, cuya hermana le dijo que iba a revisar cómo estaban unos huéspedes en una cabaña de vacaciones mientras la tormenta empezaba a azotar Asheville. Cavanaugh, que vive en Atlanta, no ha podido contactar a su hermana desde entonces. “Creo que la gente está completamente varada”, comentó.
Se tiene previsto que la tormenta, que actualmente es un ciclón postropical, pase sobre el Valle de Tennessee este sábado y el domingo 29 de septiembre, informó el Centro Nacional de Huracanes.
Inundaciones “catastróficas”
Helene provocó las peores inundaciones en un siglo en Carolina del Norte, donde el gobernador Roy Cooper las describió como “catastróficas” mientras equipos de búsqueda y rescate de 19 estados y del gobierno federal acudían a ayudar. Una comunidad, Spruce Pine, fue anegada con más de 60 centímetros de lluvia entre el martes 24 de septiembre y el sábado 28.
Y en Atlanta cayeron 28,24 centímetros de lluvia en 48 horas, un récord en ese período desde que comenzaron los registros en 1878.
El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo este sábado que la devastación causada por el paso de Helene ha sido “abrumadora” y prometió que enviará ayuda.
Helene es el ciclón tropical más mortífero para Carolina del Sur desde que el huracán Hugo mató a 35 personas cuando tocó tierra al norte de Charleston en 1989. También se han registrado muertes en Florida, Georgia, Carolina del Norte y Virginia.
Según Moody’s Analytics, se calculan entre 15.000 y 26.000 millones de dólares en daños materiales. La estimación preliminar de AccuWeather de los daños totales y las pérdidas económicas de Helene en Estados Unidos se sitúa entre 95.000 y 110.000 millones de dólares.
El cambio climático ha exacerbado las condiciones que permiten que prosperen este tipo de tormentas, que se intensifican rápidamente en aguas más cálidas y se convierten en potentes ciclones a veces en cuestión de horas.
*Con información de Associated Press.