Al menos 77 migrantes murieron tras hundirse el barco en el que viajaban frente a las costas de Siria, indicó este viernes el ministro de Salud sirio, en el naufragio más mortífero de los últimos años para Líbano, de donde había zarpado la embarcación.

Líbano se está convirtiendo cada vez más en punto de partida de embarcaciones ilegales desde que en 2019 surgió una grave crisis económica y financiera en el país, tras décadas de mala gestión y corrupción de la clase dirigente.

Según la televisión siria, unas 150 personas, principalmente libaneses y sirios, iban a bordo del pequeño barco, que naufragó el jueves frente a las costas de la ciudad portuaria de Tartús, en el oeste de Siria.

“Setenta y siete personas fallecieron”, declaró a la televisión siria el ministro de Salud, Hassan Al Ghubach, desde el hospital Al-Basel, en Tartús, donde 20 supervivientes están ingresados.

Entre los rescatados hay cinco libaneses, había precisado antes a la AFP el ministro libanés de Transporte, Ali Hamie.

Refugiados palestinos del campo de Nahr el-bared, en el norte de Líbano, también figuran entre las víctimas, según responsables de las instalaciones.

Las autoridades continuaban con las tareas de búsqueda para encontrar posibles supervivientes.

“Estamos frente a una de nuestras operaciones de rescate más grandes”, declaró de su lado a la AFP un responsable del ministerio sirio de Transporte, Sleiman Khalil.

“Cubrimos una amplia zona que se extiende a toda la costa siria”, agregó.

Según el ministro sirio de Salud, la Marina rusa participó en las operaciones de rescate.

Travesía peligrosa

“Allegados de las víctimas vinieron desde Líbano (...) para identificar a los fallecidos”, declaró Ahmed Ammar, un responsable sanitario de Tartús.

Tartús es el más meridional de los principales puertos sirios y se encuentra a poco más de 50 kilómetros al norte de Trípoli.

Numerosos pasajeros libaneses del barco eran oriundos de las regiones pobres del norte del país, sobre todo de Trípoli. Esta ciudad portuaria se ha convertido en un centro de migración ilegal desde que la mayoría de barcos con migrantes zarpan de sus costas.

Entre los supervivientes, Wissam Al Talawi, un padre de familia que vive en Trípoli y es oriundo de Akkar, otra región pobre septentrional, fue hospitalizado, declaró su hermano Ahmad a la AFP.

Los cuerpos de sus dos hijas, de cinco y nueve años, fueron repatriados a Líbano y enterrados este viernes, dijo Ahmad. La mujer de Talawi y sus dos hijos permanecen desaparecidos.

“Partieron hace dos días”, contó Ahmad. Su hermano “no podía cubrir los gastos diarios ni de inscripción de sus hijos en la escuela”, continuó.

En Arida, puesto fronterizo entre Líbano y Siria, decenas de familiares de las víctimas esperaban recuperar sus restos, según un fotógrafo de la AFP.

Un anciano espera noticias de sus dos sobrinas. “Si tuviera la oportunidad de zarpar, aunque muera, me iría par ano vivir más una vida indigna en este país”, se lamenta.

A raíz de hundimiento económico el Líbano, cada vez más refugiados sirios y palestinos, así como los libaneses, intentan cruzar el Mediterráneo en embarcaciones improvisadas para llegar a países europeos, incluida la isla de Chipre, a 175 kilómetros de la costa libanesa.

Según la ONU, al menos 38 embarcaciones con más de 1.500 personas salieron o intentaron salir ilegalmente de Líbano por mar desde 2020.

*Con información de AFP.